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¡Sicarios cercan a la capital!
Dos expertos en seguridad analizan el fenómeno y cómo este delito ya no es cosa de las periferias. Va ganando territorio hacia la centralidad.
Aún existe hermetismo en torno al presunto sicariato en contra de José Ángel Pérez, un hombre de 34 años que fue baleado en la avenida Shyris, norte de la capital.
Se conoce que nació en La Habana - Cuba, pero tiene nacionalidad ecuatoriana. Al parecer, deja en la orfandad a dos pequeños. Estaba casado y hasta 2016 tenía un negocio de venta e instalación de equipo electrónico. Nada más.
Las autoridades no han informado sobre el avance de las investigaciones o si hay algún sospechoso del crimen, que dejó a los vecinos de La Carolina, zona financiera de la urbe, sumidos en el miedo.
Pero esta no es la única escena macabra que han visto los moradores del norte de Quito. El 28 de abril, Harrison Salcedo, abogado del exvicepresidente Jorge Glas y de Jorge Luis Zambrano, líder de Los Choneros, fue asesinado en las avenidas 6 de Diciembre y República. Zona concurrida y comercial.
Algo que tenían en común las víctimas: se movilizaban en una camioneta Ford 150 negra, blindada. “Eso llama la atención, una persona común no anda en un carro blindado”, dijo Santiago Orbe, experto en seguridad.
VIOLENCIA QUE AVANZA
Para él, este tipo de delitos, están directamente relacionados con las organizaciones criminales. “Existen al menos 26 megabandas que operan desde las cárceles”, afirmó.
Estas organizaciones, en su afán de ampliar sus territorios de operación, serían las encargadas de expandir la violencia, que ya no se registra solo en las periferias, sino en sitios concurridos y a plena luz del día.
“Está ocurriendo una migración hacia la centralidad y es preocupante”, agregó.
Lautaro Ojeda, analista en seguridad, cree que la pandemia tiene mucho que ver con el nivel de violencia que se evidencia en los últimos meses.
“Existen muchos cambios en las personas y las dinámicas sociales y aún no tenemos elementos para analizarlas”.
Para Ojeda, que los antisociales “ya se atrevan” a asesinar a alguien en media calle es una alarma para que haya soluciones integrales, no solo desde las autoridades sino desde la ciudadanía. “Aumentar policías no es la única solución”, agregó.