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La selva aporta en la salud
Aprovechan los conocimientos de las comunidades nativas y productos de la Pachamama para la elaboración de suplementos alimenticiosy jarabes.
Kapawi es un pueblo escondido entre la selva. Un sitio recóndito de los Achuar situado a tres horas vía aérea en Pastaza. Un laboratorio virgen de la medicina natural.
Allí, en silencio los chamanes curan las dolencias y heridas sin ningún fármaco, solo con los productos que les provee la Pachamama (Madre Tierra).
Hasta ese sitio llegó Mauricio Núñez Arias, un doctor a quien le gusta experimentar los conocimientos de la medicina tanto occidental como la generada por los sabios desde el corazón de sus comunidades indígenas.
En Kapawi tuvo contacto con otras seis comunidades, donde confraternizó con los sabios y compartió sus conocimientos y también adquirió los de ellos.
Mauricio llegó hasta este rincón de la selva porque era el médico contratado por una empresa que brindaba asesoría para la construcción de un ecolodge, tipo de alojamiento que respeta los principios de conservación de la naturaleza.
El interés por las plantas lo llevó a elaborar un jarabe con los productos de la región.
El galeno reserva el tipo de plantas que usa, aunque afirma que para obtener el suplemento alimenticio solo necesita de hojas, legumbres y verduras.
Entre los ingredientes están la cebolla blanca, colorada, ajo, perejil y la hoja del ajo de la selva. Todos esos productos son llevados al laboratorio donde se extrae la composición química.
“Todas las medicinas están en la Pachamama y quien no sabe, no ve”, expresó el médico.
El bioquímico Roberto Barrios es quien realiza el control físico, químico, microbiológico y bacteriológico. Explicó que cada planta por sí sola no tiene mayor efecto, por lo que es necesario la combinación.
El chamán Luis Dagua también aprovechó los conocimientos que asimiló de sus abuelos para obtener el extracto de las plantas.
Luis es descendiente achuar y de papá kichwa. Es oriundo de la comunidad Wayusa, situada a unos 45 minutos en vuelo desde Puyo hasta la selva que colinda con Perú.
Aseguró que de la mezcla de hierbas aprendió a preparar pociones que aportan en el vigor sexual. Comentó que esos productos se popularizaron entre los jefes de familia, ya que para formar sus clanes debían tener muchas mujeres e hijos.
Señaló que desde sus antepasados utilizaban las hojas, cortezas, frutas, sabias y las raíces para curar sus males. “Incluso, mientras descubrían las bondades también murieron al probar plantas venenosas”, añadió.
Luis indicó que la medicina milenaria no es nueva, “solo que recién estamos explotándola más abiertamente”.
“Nuestros ancestros vivían bien y sin enfermedades consumiendo las plantas que brotaban solas en la selva”, dijo.
La base de las plantas que se cultivan en las parcelas se receta a quienes deseen fortalecer el sistema inmunológico, en especial a a aquellos que tienen problemas respiratorios.
Elsa Vásconez es una de las que consume un jarabe de las plantas medicinales y contó que al principio ver ese color verdoso le daba un poco de recelo, pero al probarlo no sintió el sabor del ajo.
“Nuestros ancestros nos dan el mejor de los ejemplos, ellos comían chochos con tostado, choclo con mote, era con la finalidad de dar más energías al cuerpo. La cebolla, el ajo y el perejil como bebida caliente es buena para curar la tos”, añadió el médico Mauricio Núñez.