Por el hueco que quedó en la puerta quemada del antiguo hospital psiquiátrico San Lázaro se puede ver los estragos que ocasionó un incendio ocurrido esta semana.

La capilla quedó afectada. Madera quemada, hollín, estructuras caídas, pintura corroída son el escenario de lo que un día fue una emblemática edificación del Centro Histórico de Quito.

Según el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP), el siniestro fue ocasionado presuntamente por personas en situación de calle, cuando prendieron fuego en la puerta de madera del sitio.

Sin embargo, el lúgubre panorama tiene más de once años en todo el inmueble patrimonial, pues ese es el tiempo de abandono total.

“Cuando funcionaba el hospicio, este barrio tenía vida, no había tanta delincuencia ni indigentes”, contó Silvia Paredes, moradora de la zona por 60 años.

Para ella, el incendio registrado el pasado martes 14 de febrero no es más que la consecuencia del olvido. “Nos dijeron que iba a ser una universidad y nos alegramos. Nada se concretó”, agregó.

Y fueron los mismos vecinos quienes se percataron del desastre y alertaron a los bomberos, porque allí, según los vecinos, no hay guardias.

“Si no llamaba el vecino de enfrente, la desgracia era mayor, porque el material de la edificación es inflamable”, comentó Adriana Idrobo, otra moradora.

LOS PROYECTOS

Ellos han pedido a varias administraciones del cabildo que se rehabilite el lugar, pues tiene una historia de 436 años.

Incluso se han presentado proyectos para el uso de una construcción que ocupa toda una cuadra.

Alicia Durán Ballén, representante de la fundación Casa Victoria, contó a EXTRA que hace al menos un año presentó con otros gestores culturales un proyecto al cabildo, en el que se contemplaba la repotenciación de edificaciones como el San Lázaro, pero que “todo quedó en conversaciones”.

“No hay voluntad política, pues son inmuebles bellísimos que ahora son refugio de indigentes”, refiere.

En la entrada había dos puertas de hierro que impedían el acceso sin permiso. Según Durán Ballén, fueron sacadas en las protestas sociales de 2019 y 2022.

EXTRA se acercó al inmueble y un guardia comentó que funcionarios del Municipio estaban haciendo inspecciones, pero que no se podía pasar.

También se solicitó una entrevista a Carlos Yépez, responsable de Bienes Inmuebles, para conocer los costos de estos daños y el mantenimiento de la propiedad, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.

El IMP solo publicó un comunicado rechazando los actos vandálicos, mientras el patrimonio se llena de polvo y hollín por el olvido.

INSEGURIDAD

Además del abandono del inmueble, los moradores exigen a las autoridades un rompevelocidades o un semáforo en la intersección de la calle Ambato y Bahía de Caráquez, pues es una zona con riesgo de siniestros.

“Mi casa es la perjudicada porque se chocan todo el tiempo”, dijo Adriana Idrobo.

También temen pasar por la acera de la edificación por miedo a ser asaltados. “Antes hasta conocíamos a los indigentes. Ahora también hay delincuentes”, agregó.