Luego de una persecución de más de 9 kilómetros (ver infografía), en la que tres individuos causaron daños a otros vehículos, lanzaron por la ventana posibles evidencias de robos y ejecutaron disparos, un agente logró detener a un sospechoso, identificado como Omar Salazar, de 45 años.

La aprehensión fue en el barrio San Juan, del Centro Histórico de Quito, la noche del jueves 30 de mayo de 2024, mientras que a las 20:30 del viernes 31 fue llevado a audiencia de formulación de cargos, por el delito de robo. En los registros de la Función Judicial, el individuo constaba ya con otros nueve procesos penales, por delitos como robo, asociación ilícita, receptación, tráfico de drogas, tenencia y porte de armas.

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A pesar de su historial y de haber participado en una situación que puso en riesgo la vida de otras personas, y aunque se encontraron evidencias de un robo anterior en su auto y la Fiscalía solicitó prisión preventiva en su contra, la Judicatura consideró que no se cumplían los requisitos para encarcelarlo. Por lo tanto, recuperó su libertad con la condición de no salir del país y presentarse diariamente ante el Ministerio Público.

A eso se suma que, al momento de su detención, le habría dicho al policía que lo persiguió que “no sabía con qué persona se estaba metiendo”, porque era “comandante de Los Lobos” y que ahora se debía atener a las consecuencias, “ya que tiene a sus soldados para que cobren venganza de lo sucedido”.

El vehículo utilizado por los sospechosos, un Nissan Tiida, color vino, fue ingresado a los patios de la Policía Judicial. El automotor sería registrado por peritos del Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses capitalino. 

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