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Presunta mala práctica médica: le ‘apagaron’ sus ojitos
En Quito, una mujer relata que entró al quirófano para retirarse las ojeras, pero nunca más volvió a ver. Aparentemente le administraron mal la anestesia
Sandra González todavía no se acostumbra a usar bastón, aunque de a poco ha dejado de golpearse contra las paredes de su casa. Tuvo que aprender a vivir con su ceguera.
A sus 58 años depende de alguien más para las tareas básicas, luego de que una blefaroplastia (operación de párpados y ojeras) le costara su visión. “Yo entré conduciendo a la clínica y lo último que vi fue la cara del doctor”, relata.
Su cirugía estaba programada para las 08:00 del 19 de agosto de 2017. Cuenta que llevó sus exámenes preoperatorios, pero aparentemente el médico no los revisó a profundidad. “Yo tengo arritmia cardíaca y en ese momento tomaba varias pastillas”, agrega.
El galeno le dijo que sería una cirugía de 20 minutos, sin embargo su familia pudo verla después de seis horas.
Un suplicio
La mujer cuenta que le colocaron anestesia local y que el doctor solo tenía una asistente. “Él mismo me puso la anestesia”. En el procedimiento ella había sentido dolor. “Entonces me dijo que mejor era la general para que no sintiera nada”, menciona.
Despertó con un dolor de cabeza “indescriptible”. Tan fuerte que creyó que iba a morir.
Todo se complicó más, los dolores eran insoportables hasta que el médico que la operó la derivó a un oftalmólogo porque ya no podía ver.
En los 15 días de hospitalización, luego de la cirugía, le dijeron que tenía esquemia neuroóptica bilateral, es decir que los nervios de sus ojos estaban muertos porque durante la primera intervención se elevó su presión arterial ocular.
LA LUCHA NO TERMINA
Enseguida, la familia puso una denuncia por mala práctica médica, pero el supuesto responsable sigue libre.
“Un perito determinó la responsabilidad del médico, pero luego se desestimó porque supuestamente no es especializado en oftalmología”, dice Gabriel Rivera, su hijo.
EXTRA llamó al número del médico, pero contestó una mujer que dijo que solo su abogado puede dar declaraciones y que el galeno está de viaje.
Todavía se espera la respuesta del bufete de abogados que lo representaría.
Mientras tanto, Sandra debió ir a clases para aprender a manejar su discapacidad adquirida luego de la cirugía.
EL EXPERTO
Pedro Salazar, cirujano plástico, explica que todas las intervenciones quirúrgicas tienen riesgos, por más pequeñas que sean. Por ello, los médicos deben solicitar exámenes exhaustivos a los pacientes.
“Es importante que no tengan ni enfermedades ni infecciones”, enfatiza.
Además, si el paciente tiene enfermedades crónicas, como presión arterial alta o diabetes, es imprescindible que su médico tratante dé la autorización para cualquier cirugía.
Debe contarse también con un equipo completo, entre ellos un anestesiólogo y enfermeros.