Exclusivo
Actualidad

Cada vez más personas se interesan por aprender a manejar un arma.ARCHIVO

Porte y tenencia de armas en Ecuador: Trámite 'jodido' y con trabas

Desde agosto de este año, hay un aumento en la demanda por aprender a manejar un arma. En Quito y Guayaquil se han otorgado más permisos

Total concentración. Los únicos que hablan en el polígono son el director y el instructor. Atender y obedecer las indicaciones es lo fundamental. Todos miran y asienten. Varios ecuatorianos se han interesado por aprender a manejar un arma de fuego. Sin embargo, aunque muchos quieran hacerlo, no todos son escogidos.

LEE TAMBIÉN: El sur de Quito fue más beneficiado con la llegada del Metro

El interés de la ciudadanía es alto, especialmente por parte de empresarios y personas naturales oriundas de las provincias de Guayas, Los Ríos, Azuay y Loja, señala Iván Herrera, director de Esferacorpi. Este es un centro de formación y capacitación de personal de seguridad privada.

Uno de los ejercicios es aprender a neutralizar delincuentes que entran a robar a la casa.Henry Lapo

Varios de los estudiantes viajan hasta Guayaquil, donde queda la sede, para instruirse en torno al manejo de un arma, como es el caso de Aurelio Palacios, quien viajó desde Cuenca para capacitarse.

Palacios es abogado y está interesado en contar con el permiso de porte de armas. Cuenta que ha sufrido amenazas tanto en Cuenca como en Naranjal, pero aunque “la situación está gravísima”, en el curso le han enfatizado que el uso del arma solo es para legítima defensa, es decir, que “no es para ser abusivo ni para provocar a ninguna persona”, sino solo “para responder cuando se vea en peligro la vida de uno”. Por lo que, a su juicio, el criterio de la persona es fundamental.

Empuñar el arma en un ángulo de 45 grados, al tope del espolón. El dedo índice siempre fuera del gatillo, en la parte de arriba. Con la otra mano también se procede a agarrar el arma, como forma de apoyo. Esas son varias de las primeras instrucciones que indica Valentín Ronquillo, instructor de Esferacorpi, antes de que los estudiantes pasen al área del polígono. Luego todos practican, bajo el sol canicular de la vía a la costa.

Desde junio de este año, esta firma, así como el centro de capacitación profesional para guardias de vigilancia y seguridad privada, Cenforsp, dicta el curso de destreza en el manejo de armas de fuego.

Ambos son los únicos centros que cuentan con el aval del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas (CC. FF. AA.) para impartir estas enseñanzas.

Omar Zambrano, director de Cenforsp, expone que el incremento de la demanda por estos cursos también se debe a que los importadores ya han traído más armas legales al país, por lo que su comercialización ha aumentado. Esto ha podido evidenciarse desde agosto de este año.

Al inicio, en junio, comenta Herrera, ellos ofrecían un curso al mes para 25 personas; pero ahora, debido a la demanda, hacen seis convocatorias.

A diferencia de esta firma, los representantes de Cenforsp cuentan que al inicio solo entrenaron a ocho personas, luego fueron 16, más adelante 25. Ahora capacitan de 30 a 35 ciudadanos al mes. Esto porque los interesados deben cumplir varios requisitos.

Hay ejercicios de defensa dependiendo de la situación de inseguridad.Henry Lapo

Primero, la persona, que debe tener más de 25 años, necesita adquirir un arma que la empresa importadora debe entregar directamente ante el CC. FF. AA., donde es registrada. A partir de allí, el interesado debe, con su cédula de identidad, adquirir varios documentos, como el certificado biométrico (AFIS). También debe presentar la documentación de no tener antecedentes penales ni haber cometido violencia intrafamiliar.

Asimismo, tiene que realizarse exámenes toxicológicos, psicológico-forenses y psiquiátricos. Con estos documentos podrá obtener el certificado único de salud, emitido por el ministerio del ramo. El interesado en hacer el curso debe obtener todos estos documentos; caso contrario, está imposibilitado.

No todos obtienen el permiso

Sin embargo, el que ingrese al curso tampoco significa que lo aprobará, ya que en el polígono debe completar una cierta cantidad de puntos, indica Zambrano. Si no aprueban, deben volver a matricularse. Mientras tanto, su arma sigue en el CC. FF. AA.

Posición de tiro. Inhala. ¡Boom! Exhala. Baja el arma. Al ser el último disparo, la corredera de la pistola queda hacia atrás. “Eso es un indicador de que el arma ya no tiene munición”, les explica el instructor, mientras les indica cómo retirar correctamente el alimentador.

Incluso, el hecho de aprobar el curso tampoco significa que vaya a obtener el permiso para la tenencia y porte de armas. Esto, al final, únicamente lo decide el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.

En el país, el 1 de abril de 2023 se autorizó la tenencia y porte de armas de uso civil para defensa personal, bajo el Decreto Ejecutivo 707. Un mes después, el CC. FF. AA., en Guayas, tuvo 31 solicitudes para el porte de armas, pero de junio a diciembre de 2023 fueron 83.

Sin embargo, hasta el 7 de noviembre pasado, la entidad ha generado, en Guayas, 196 permisos de porte de armas y 22 para tenencia, como promedio mensual, según indicó Mario Bonilla, jefe del Centro de Control de Armas Guayas. En cambio, en Quito han sido otorgados, a personas naturales, 343 permisos para porte de armas; en Cuenca, 44. En cuanto a la tenencia, 155 en la capital y 69 en Cuenca.

Para Roberto Gilbert, presidente del Club Guayas de Tiro y Aviación, es menester que las personas sean entrenadas antes de manejar un arma; caso contrario, ellas mismas correrían peligro, porque “se pueden pegar un tiro”.

Por otro lado, señala que si las personas quieren pertenecer a este grupo, el directorio somete a un estricto análisis a cada postulante. Actualmente, el grupo tiene 160 socios activos que practican el tiro como deporte.

Los permisos son tanto para armas no letales o traumáticas como para letales, menciona Bonilla. Solo las neumáticas no requieren uno, especifica.

Agrega que diariamente el Centro de Control de Armas Guayas suele negar de tres a cuatro solicitudes, por falta o inconsistencia de documentación, o por otras circunstancias determinadas por inteligencia militar.