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El pasaje peatonal de Quito en el que pasan motos a toda velocidad
Vecinos piden mejor señalización, pues corren peligro de ser atropellados. Los niños y adultos mayores son los más afectados.
No tiene más de 80 metros de largo, pero es un importante paso para los moradores de los barrios Turubamba y Unión Popular, en el sur de Quito.
Cruzar por el pasaje Las Lajas implica ahorrarse al menos 20 minutos bordeando unas cinco cuadras para salir a las vías principales. Eso lo aprovechan los conductores de motocicletas aunque eso no sea permitido.
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“Hay niños que salen de las escuelas y caminan solos por aquí. Corren peligro de ser atropellados”, dijo Fernanda Rodríguez, una vecina.
Allí existe una rampa que fue concebida para la movilidad de personas con discapacidad, pero ese es el acceso de los motociclistas y por donde toman viada para invadir el paso peatonal.
“Uno tiene que sacar las manos para proteger a los niños porque, además, pasan a exceso de velocidad”, comentó Pedro Avilés, también morador del sector.
Durante la cobertura, el equipo de EXTRA tuvo que evadir al menos cinco motocicletas que circularon por el pasaje.
Era peor
Gladys Berrones, otra vecina, relató que la situación era crítica hace unos cuatros años, pues allí circulaban hasta automóviles. “Nosotros pusimos los árboles para que dejen de pasar por aquí. Era más peligroso”, explicó.
El control de la motocicletas no se ha logrado, pues en cuanto algún habitante intenta increpar a un conductor, la respuesta es acelerar.
Hace cuatro años los vecinos colocaron macetas con árboles para evitar el paso de los automóviles.
Berrones solicitó que se cierre el paso del ingreso oeste del pasaje, pues considera que allí se ha convertido en un parqueadero público, lo que obstruye aún más el paso de los peatones.
A pesar de que hay un letrero que especifica que el paso es solo para peatones, los vecinos creen que la señalización debería mejorar. “Está grafiteado, viejo. Se leen las letras, pero con todos esos rayones creo que no le hacen caso”, agregó Berrones.
Otra de las alternativas que plantean es colocar una puerta en la rampa y que se abra solo cuando alguna persona con discapacidad lo necesite. “Por ejemplo, teníamos una señora que cuidaba el pasaje y el parque, pero la sacaron. Ella podría encargarse de eso”, aseveró Berrones.
Temor
Ser atropellado no es el único temor de los habitantes, pues los asaltos en las calles se cometen también a bordo de motocicletas. “Cuando vemos dos personas en las motos da miedo por cómo roban. Da temor la violencia”, aseveró Rodríguez.
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