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María Fernanda Restrepo: “No se duerme en paz, nunca más”
Ella mira en el caso de los niños de Las Malvinas similitudes con la desaparición de sus hermanos, Santiago y Andrés. Quiere ayudar a las familias
La casa de los Restrepo – Arismendi es una especie de museo. Llena de fotos, cuadros y reconocimientos de una lucha que marcó a esta familia, y que se convirtió en el caso emblemático de desaparición forzada en el país, el 8 de enero de 1988.
En la parte central de la sala, las cenizas de Pedro Restrepo están vigiladas por dos velas rojas y una planta conocida como lágrima de bebé.
Ubicada en Miravalle, al nororiente de Quito, la vivienda tiene dos pisos y una pequeña piscina. Esa fue la trinchera y el refugio de infancia de María Fernanda Restrepo, la última de la familia que construyó ese hogar, de a poco, desde la década de los 70.
Aunque ella ya no reside ahí, la sigue habitando desde el recuerdo. Entra, saluda a su tía Martha Cecilia, quien la reta por no acordarse bien de la hora de la cita con EXTRA. “Estamos organizando todo para el festival”, dice. Le parece que la casa está impresentable debido a los arreglos. Fernanda ofrece café a las visitas, y Martha Cecilia enseguida se pone a molerlo...
Esta casa tiene muchos recuerdos visibles. ¿Cómo están dentro de ti?
Son recuerdos dolorosos, pero al mismo tiempo de mucho amor, mucha fuerza, valentía y un amor infinito los que nos han impulsado estos 37 años a seguir adelante, a seguir recordando que faltan Santiago, Andrés y muchos otros desaparecidos.
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El 8 de enero pasado fue otro aniversario de la desaparición de tus hermanos. Ahora, sin tu padre, ¿cómo fue?
Todos los 8 de enero hemos puesto la película ‘Con mi corazón en Yambo’ en algunas salas de cine y siempre se llenan. Me he quedado sin mi familia primaria, pero hay tanta gente que lo acompaña a uno de corazón. Más bien, fue duro porque el mismo día que falleció mi padre, aparecieron los cuerpos desmembrados de cuatro niños que fueron asesinados de una manera infame en Guayaquil (caso de desaparición y muerte conocido como Los 4 de Las Malvinas).
¿Qué significó para ti?
Que coincida con la muerte de mi papá, fue algo muy fuerte, muy decidor. Para nosotros fue un golpe duro enterarnos, luego de unos 20 días de este suceso. O sea, todo empezó como el 8 de diciembre, pero no se decía nada. Acordémonos que antes de estos niños ya hubo otros menores de edad que perecieron en manos de militares y otras personas. Estamos contando con 21 desapariciones documentadas por el Comité Permanente de Derechos Humanos de Guayaquil.
¿Pedro Restrepo estuvo al tanto? ¿Qué decía?
Mi papá todavía estaba vivo. Digamos que era un paciente crítico, crónico, no respiraba, pero estaba muy consciente, y él estaba muy triste por este nuevo caso con tantas similitudes al nuestro (desaparición de los hermanos el 8 de enero de 1988). Estaba con esas ansias de informarse sobre qué pasó, qué va a pasar.
(Te puede interesar: Con plantón se recuerdan dos meses de desaparición de los 4 menores de Las Malvinas)
¿Cuáles son las similitudes con el caso Restrepo?
Primero, están las políticas de terror estatal. En la época de León Febres Cordero se dictó una política de persecución a los incipientes grupos guerrilleros, como Alfaro Vive Carajo. Ahora, la política, que además tiene una aceptación popular por una consulta mañosa, militares y policías se vuelcan a las calles para defendernos de una supuesta guerra interna y les dan carta blanca para hacer y deshacer.
También eran menores de edad, que estaban solos...
Menores de edad, indefensos, niños futbolistas. En nuestro caso eran niños scouts, estudiantes todos. Además, el silencio estatal, porque ellos sí sabían qué pasó desde el 8 de enero en nuestro caso y aquí desde el 8 de diciembre. Y de repente, aparece un vídeo de unos militares infames, agarrando y poniendo en un balde a cuatro niños indefensos.
Ahora existe una ventaja, la tecnología. ¿Cuánto tiempo se demoraron ustedes con su denuncia en ese tiempo?
Un año nos mantuvieron en silencio con la falsa promesa de que Santiago y Andrés iban a volver. Luego de un año dicen los papás: “bueno, esto ya no se sostiene”. Pero el siguiente año, insultados por todo el mundo. Luego de unos dos o tres años, la sociedad recién empieza a reclamar. En el caso de Las Malvinas, en 20 días hubo tal presión mediática que no tenían excusas.
¿Sentiste que se repetía la historia?
Hay otra similitud: en nuestro caso fueron los peces fluviomarinos los que se devoraron a Santiago y Andrés, fue un accidente de tránsito. En los 4 de Guayaquil dicen que los militares los dejaron sanos y salvos, en medio de la nada, en la noche, a 50 kilómetros de distancia, pero los atraparon los GDOs.
Tuviste acercamiento con las familias de los niños. ¿Cómo fue este encuentro?
Son familias rotas. Se ve cómo están débiles, cómo dejan de trabajar, además, porque perdieron sus trabajos. Uno, cuando pierde un familiar en estas condiciones, pierde todo: pierde la sanidad mental, física, anímica, laboral. Paras todo para meterte en una pelea eterna contra el Estado.
¿Cómo se vive con eso?
Es que no vuelves a ser el mismo, y eso que en el caso de ellos al menos tuvieron los restos para enterrarlos.
¿Sientes que la lucha de los Restrepo no consiguió su cometido: que no se repita?
Sí, en algún momento caló, pero todo bestialismo, toda barbarie puede volver a ocurrir, y es debido a que como ciudadanos olvidamos muy fácil, nos dejamos deslumbrar, despistar y desinformar muy fácil.
¿Cómo ha formado este proceso a la persona que eres ahorra?
Fueron años de ejemplo de resistencia, no de perdón, porque sin los cuerpos no puede haber ningún tipo de perdón. Yo no puedo decir que esto ya pasó. No hay resignación. Tu sangre, tu ADN, sigue doliendo, es un funeral abierto, es una herida abierta que no se ha cerrado. Si hubiera cuerpos, por lo menos habría un tipo de calma, pero es que la gente que tiene un desaparecido no duerme en paz nunca más. Eso no quiere decir que yo sea una persona infeliz o amargada. Tengo muchas otras cosas muy bonitas en la vida que me han sostenido.
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¿Tuviste una infancia normal?
Mis padres siempre intentaron que mi vida fuera lo más normal posible, pero es evidente que uno está ahí también involucrado. De niña, haciendo carteles, saliendo a la plaza cuando se podía salir, o cuando había vacaciones. Aquí no hubo vacaciones, nunca. Esa plaza, esos niños y ese reclamo eran primero.
¿Cómo ves el país ahora?
Estamos viviendo momentos oscuros, hemos visto claramente que la situación no ha mejorado ni un poco en un año, a través de estos planes de militarización. Estamos viviendo en un país cruel, en todo sentido.
Jornada artística por Pedro Restrepo
El sábado 15 de febrero se realizará un concierto gratuito que reunirá a artistas nacionales para honrar la memoria de Pedro Restrepo, símbolo de resistencia. Se denomina ‘Restrepo: Memoria y Resistencia’, y busca rendir homenaje a los años de lucha del padre de Fernanda, Andrés y Santiago, además de aportar económicamente a las familias que ahora enfrentan casos similares.
“Estamos haciendo una recaudación a través de las redes, en las cuentas del Comité Permanente de Familiares de Desaparición Forzada”, dice Fernanda.
Ella sabe que “nada es gratis. No, son vueltas, son investigaciones, son abogados. Pierden trabajo, la gente vive de una manera precaria, en todo sentido, entonces, es un apoyo permanente que tiene que haber de la sociedad”.
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