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cinco de cada diez mujeres en Ecuador ha sufrido de agresiones.Canva

Insultos que marcan

Mientras que en Manta se emitió la primera sentencia con condena máxima de violencia psicológica, en Guayaquil, conductor agredió a tres agentes

Síndrome de estrés postraumático: sobresaltos, pensamientos aterradores, insomnio, sensación de ahogo, ataques de pánico... Magdalena vivía una pesadilla que se manifestaba en su cuerpo.

Fue diagnosticada con este trastorno mental que ella veía lejano. Pensaba que solo le pasaba a la gente que, por ejemplo, iba a la guerra, como en las películas. A ella le sucedió en la vida real, dentro de su propia casa y causado por el supuesto maltrato psicológico que recibió desde 2017 de parte de su exconviviente.

Un psicólogo clínico, un psicólogo perito y un psiquiatra, este último dentro de la instrucción fiscal, dieron el diagnóstico del cuadro que atará de por vida a Magdalena a los ansiolíticos y antidepresivos que le evitan esos ataques.

48 de cada 100 mujeres presentaron violencia obstétrica en el Ecuador a lo largo de su vida.

Por eso, el pasado 1 de octubre, el Tribunal Único de Garantías Penales de Manta resolvió la primera sentencia con condena máxima por un caso de violencia psicológica a favor de la víctima, una mujer de 32 años. Es decir, el supuesto agresor, un hombre de 62 años, recibiría tres años de prisión en la cárcel de Jipijapa y una multa de $1.600. Él apeló este fallo. Esa audiencia se realizará el próximo 3 de diciembre.

Su caso, de acuerdo con su abogado, Xavier Izurieta, es “una conquista” en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se recuerda hoy, para denunciar la violencia que se ejerce sobre ellas en todo el mundo.

Denunciar, una palabra que se pronuncia fácil, pero que en la práctica es lo que dificulta que se erradique y castigue el maltrato. En el Ecuador, según una encuesta del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) realizada el año pasado, cinco de cada 10 mujeres son agredidas psicológicamente. Del global de casos de estas agresiones, calcula Izurieta, solo el 5% se denuncia. Y, de este 5%, apenas un 10 por ciento de los casos llega a término.

El jurisconsulto cree que esto ocurre porque aún falta que se dé más atención de parte de las autoridades a la violencia contra las mujeres que, desde el 1 de enero hasta el 4 de octubre pasado, había derivado en 81 femicidios, según la Alianza para el Monitoreo y Mapeo de Femicidios.

Justo en este año, cuando según organizaciones en pro de los derechos de las mujeres como el Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer (Cepam) han aumentado las agresiones contra las mujeres, se anunciaba un recorte presupuestario al Servicio de Protección Integral para víctimas de violencia (SPI).

Difícil de salir

En 2018, la cifra para la atención de víctimas era de $ 8’676.624. En 2019 se redujo en cerca de $ 2 millones. Y en 2020, en enero, el presidente Lenín Moreno informaba que el monto asignado para este fin era de $ 4’755.419.

43 de cada 100 mujeres han recibido maltrato de parte de su pareja en el país.

Aunque Magdalena es de ese minúsculo 5 % del que habla su abogado y decidió denunciar, por miedo a engrosar las listas de femicidio, siente que aún no ha podido salir por completo del círculo de la violencia.

Lo único que les puede aconsejar a las mujeres que como a ella las insultan llamándolas “locas”, cortándoles la comunicación con familiares y amigos, impidiéndoles que trabajen o las menosprecien por su apariencia física, es que busquen ayuda.

“Cuando sientan algo dentro de ellas que les diga ‘aquí no es’, que hagan caso a esa señal, y que no peleen contra eso. Nadie cambia por nadie. El agresor actúa así: hoy te hacen pedazos, pero mañana te traen mil rosas y eres su amor más grande. Hay manipulación”, lamentó.

Su supuesto agresor no puede acercarse a ella, y ahora solo espera que todo esto se acabe para recuperar parte de esa paz que tenía antes de conocerlo. De volver a soñar con ser la mujer emprendedora, alegre que poco a poco fue opacando la agresión.

Y sigue el cuento...

Mientras el proceso avanza, otras mujeres se ven expuestas a las agresiones.

Un ejemplo es el ocurrido la tarde del lunes último en Guayaquil. El llamado de atención por el bloqueo de uno de los dos carriles de la avenida El Rotarismo, en Urdesa Central, motivó a que un conductor descargara toda su furia hacia tres agentes mujeres de tránsito.

Sin importar que dentro de su vehículo llevaba de copiloto a otra mujer, el conductor Marco Pozo utilizó palabras de grueso calibre hacia las uniformadas, acusándolas de que habían actuado con malas intenciones, al no permitirle estacionar en doble columna “ni siquiera cinco minutos” hasta retirar dinero de un cajero automático.

El infractor aprovechó su contextura ‘tuca’ para arremeter en contra de las uniformadas, quienes apenas atinaban en indicar que se calmara porque había cometido una infracción.

Aunque el tema generó repudio, varios testigos, en su mayoría encargados del aseo del sector, aseguraron que algunas personas estuvieron a favor del infractor, aduciendo que las agentes “siempre abusan con las sanciones”.

“No me metí a defender, porque trabajo por aquí y quién sabe si salía ‘mal parado’ del relajo”, señaló un empleado que omitió su nombre.

Pozo también desafió a la Policía Nacional, por lo que fue detenido a los pocos minutos.

Durante la madrugada de ayer fue la audiencia de flagrancia en el Cuartel Modelo, aplicándole medidas cautelares de prohibición de salida del país y presentarse cada lunes, mientras se investiga el delito de ataque y resistencia.

Las uniformadas no cumplieron ayer con su labor en ese sector del norte, como frecuentemente lo hacían.

La Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) no reveló los nombres de las agentes ni los motivos de su ausencia. En su lugar emitió un comunicado en donde expresó el repudio por la agresión verbal hacia las uniformadas, “y estaremos vigilantes para que este proceso tenga la sanción tipificada”.

El tema ayer fue la ‘comidilla’ en las redes sociales. Los que estaban a favor de las uniformadas opinaron que prima el respeto a la mujer y no justificaban la acción machista; quienes estaban en contra consideraron que hay ocasiones en que los agentes abusan del uniforme o son prepotentes.

65 de cada 100 mujeres en el Ecuador han experimentado algún tipo de violencia.

  • La agresión quedó grabada

La discusión entre el hombre y las agentes de la ATM quedó grabada y fue ampliamente difundida por videos en las redes sociales. Parte del enfrentamiento verbal refiere insultos y hasta la posibilidad de una agresión, si fuesen hombres.

Él: “Estoy hablando y no, ustedes: ‘¡Buenas tardes!’. Ese no es el tono de hablar, aprenda a respetar”.

Agente 1: La mirada de ella, desafiante (la de la acompañante del sujeto).

Agente 2: Su mirada, su mirada...

Él: ¿Tú crees que a mí me desafía tu mirada o tu mirada? Me vale reverg... Y pueden llamar a la Policía y me vale reverg... y ahí nos encontraremos. Porque son mujeres no les digo otra cosa y las mando a la ver.., porque son mujeres. Ya.

Agente: ¡Cállese, caballero!

Él: A mí no me callas, chu...

Agente: ¿Qué es lo que pasa? Usted no tiene ningún derecho a tratarme así, caballero.

Él: Si fuera un hombre le sacaría la p*ta, porque así son, abusivos.

Agente: ¿Qué le pasa? Está en doble columna. ¡Qué bestia! ¿Qué le pasa, caballero?

Él: ¡Graba, graba, graba! Abusivos son, abusivos, abusivos... Pon eso en las redes sociales suban. A todos los que están ahí les saco la p*ta. Abusivos.

Después, en parte de la discusión el hombre trata de justificar que ha estado estacionado en doble columna “menos de cinco minutos” y cuestiona el accionar de las agentes, mientras ellas explican la infracción cometida.