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El incendio en la Bahía de Guayaquil: El fantasma de la desgracia asusta en diciembre
El incendio de 1997 sigue en las heridas de sus víctimas en ese sector comercial de Guayaquil. La comercialización clandestina aún no se controla
Yolanda Ávila aún le tiene miedo a diciembre. Para ella, el último mes del año es sinónimo de estar rodeada de un sinfín de explosivos y, lamentablemente, no poder evitarlos cerca de su puesto en la asociación Huayna Cápac, en la Bahía. Hace referencia a los varios comerciantes informales que se ubican en las aceras de la calle Ayacucho y sus intersecciones con la Huayna Cápac y Chile a vender de manera ilegal los artefactos con pólvora, como parte del entretenimiento de las familias durante la fiesta de Fin de Año.
Sin embargo, a ella eso le trae malos recuerdos: el incendio del 5 de diciembre de 1997. Este siniestro, producido por un supuesto mal manejo de pirotecnia, consumió al menos 50 puestos, dejó pérdidas millonarias y además se llevó la vida de 13 personas y dejó a otras 38 heridas. ¡Una tragedia sin precedentes!
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La mujer, que en este 2024 vende insumos como pañales y toallitas húmedas, cuenta que ese día se salvó de morir por tan solo unos minutos. “Tenemos que agradecer que aún estaba algo vacío. Yo apenas llegaba a abrir el puesto. Había terminado de abrir la puerta cuando escuché la explosión y, gracias a Dios, reaccioné enseguida, cerré todo y hui en dirección a la calle Manabí (del lado opuesto de la tragedia)”, relata.
Pero uno de sus seres queridos, su hermano, sí fue una de las víctimas. “No falleció, pero sus párpados, las cejas, mejor dicho la zona de los ojos se le quemó”, rememora Yolanda. Su ñaño trabajaba en un quiosco cercano al lugar donde empezaron las llamas y enseguida sus productos se inflamaron. “Él vendía perfumes, esmaltes y esas cosas. Al tener alcohol, enseguida se encendieron. Él, por regresar a ver un dinero que tenía guardado, salió afectado”.
Los recuerdos del trágico suceso
Yolanda, quien ahora reclama por su tranquilidad, dice que su hermano no fue el único que ella conocía que resultó perjudicado. Una mujer con su hija abrazadas, otra desmembrada y gente corriendo para huir fueron algunas de las escenas que pudo observar de cerca. Mientras que Rosa Ávila, vicepresidenta de la asociación, señala que han intentado mediar con los informales, pero ellos reaccionan de manera violenta o negativa, por lo que prefieren evitar confrontaciones.
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“Claramente nos preocupa. El sector Huayna Cápac (la asociación) sigue estando limpio de camaretas y explosivos porque los comerciantes están conscientes de que sus puestos serán clausurados y se les impondrá una multa económica en caso de que se los encuentre” (vendiendo pirotecnia), asevera.
Operativos en la zona
En cambio, una impulsadora ubicada en el negocio de Yolanda cuenta que hace aproximadamente un mes realizaron operativos para evitar la comercialización y uno de los astutos comerciantes lanzó sus camaretas a la parte superior de un generador eléctrico. “No se cómo se dio cuenta un bombero, pero de lejos vio y advirtió que nunca más se haga eso”, recordó.
En la misma tarde del recorrido de EXTRA por la zona, agentes de Segura EP, Policía Nacional y Fuerzas Armadas hallaron cajas llenas de juegos pirotécnicos. No obstante, los uniformados del ejército no revelaron cuánto se confiscó. Los comerciantes piden que los recorridos sean permanentes. “Si solo van a estar dos minutos, mejor no vengan”, exigen.
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