Los policías no pudieron hacer nada. Solo vieron cómo el hombre, se despojó del reloj, de su celular, de su chompa; arrojó las llaves de su vehículo, se santiguó y se lanzó desde el antiguo puente del Chiche, al oriente de la capital, hacia el precipicio.

El suicidio se registró la mañana del jueves 9 de marzo.

El ECU-911 informó que recibieron la alerta sobre un individuo que había dejado su vehículo abandonado en medio puente y él estaba en el borde de la estructura con intenciones de saltar a la quebrada.

Según el teniente coronel Diego Espinoza, comandante del Distrito Tumbaco, un patrullero se acercó a los dos minutos y los policías vieron que un carro estaba parqueado cerca del puente. En su interior no había nadie. Caminaron por la estructura y observaron al hombre cuando se lanzó.

presunto femicida

Espinoza indicó que con el número de placa del auto intentaron identificar a la víctima, pero respondió otro hombre, quien resultó ser el dueño anterior del vehículo. Este les dijo a los uniformados que el mismo fue vendido hace dos años a un funcionario público que trabaja en la Contraloría y que nunca se había hecho el cambio de propietario.

Mientras los bomberos descendían para extraer el cadáver del río, el teniente coronel mencionó que recibieron una llamada de sus homónimos del Distrito Rumiñahui, al suroriente de la capital.

Ellos les preguntaron sobre el número de la placa para cotejar información sobre un presunto femicidio que ocurrió en Sangolquí. Media hora antes de que recibieran la alerta del hombre que quiso suicidarse, una mujer fue asesinada de dos puñaladas en el interior de su casa.

Un morador escuchó los gritos de la mujer y vio que el presunto asesino se subió a un carro con las mismas características del que hallaron cerca del puente del Chiche.

Al confirmar que era el mismo auto, la Policía determinó que el hombre que se suicidó era el esposo de la señora y todavía se investigan las causas.

Según las primeras indagaciones, la señora, mientras era llevada a una casa de salud y agonizaba, llamó a una de sus tres hijas y le dijo lo que su padre había provocado. La adolescente marcó el número de su progenitor, pero no respondía. Una hora después, un policía contestó y le comentó sobre el suicidio del hombre.

“Lamentablemente en este caso no podríamos hacer mucho porque ambos están muertos”, dijo el comandante Espinoza.