La mañana de este miércoles, 30 de diciembre del 2020, Miguel Pazmiño, guardia de seguridad de un molino ubicado en el sector de Chimbacalle, en el sur de Quito, llegó a las instalaciones para realizar el aseo, pero al prender el interruptor se percató de que no había energía eléctrica.

El guardia miró por una ventana el cuarto donde están los transformadores eléctricos y se percató que los breakers se habían bajado. Además, cerca de estos yacía el cuerpo de un hombre de aproximadamente 35 años.

Pazmiño pensó que estaba en estado etílico y llamó a la Policía para denunciar el hecho. Cuando llegaron los uniformados, uno de ellos agarró un palo de madera y lo metió por un orificio de la puerta para topar el cuerpo. “Ya estaba tieso porque no se hundió el palo”, comentó Pazmiño.

En ese momento, los agentes se contactaron con funcionarios de la Empresa Eléctrica quienes son los únicos que tienen las llaves para acceder a este cuarto. Antes de que llegaran, el guardia y los policías trataban de entender cómo habría ingresado el hombre. Pazmiño les dijo que posiblemente fue ayudado por otras personas quienes, al ver lo que pasó, huyeron del sitio.

Cables rotos

Al llegar, los trabajadores municipales vieron que junto al cuerpo sin vida había un playo y algunos cables rotos. Presumen que el hombre intentó cortar el alambre de alta tensión y recibió una descarga eléctrica de aproximadamente 6.700 voltios.

El paramédico Marco Crespo explicó que, luego de este tipo de accidentes, una persona no tiene ninguna probabilidad de sobrevivir. Esto es porque la electricidad destroza los órganoz internos, principalmente al corazón, provocando un paro cardíaco. “Es una muerte instantánea”, dijo.

Diario EXTRA intentó hablar con los trabajadores de la Empresa Eléctrica, pero ellos prefirieron guardar silencio.

Por su parte, los policías presumen que el hombre es indigente y habría querido inentar sacar el cobre que hat dentro de los cables para venderlos como chatarra.

Creyeron que era por Barcelona

Un morador del sector contó que la noche de ayer escuchó cinco estruendos a las 10:30. Pensó que eran juegos artificiales por el festejo del triunfo de Barcelona. Por eso, no hizo caso y contó que se volvió a dormir.

Hoy por la mañana, cuando salió a retirar su auto de un parqueadero cerca del molino vio patrulleros y la camioneta de Medicina Legal. En ese momento se enteró la verdad de lo que había pasado.