Los residentes de las calles Rosendo Avilés, entre la 47 y 48, en el suburbio de Guayaquil, sienten un profundo temor al hablar del crimen de su vecina, Miriam Elizabeth Cedeño Briones, ocurrido a las 22:00 del viernes 4 de octubre.

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Entre murmullos, comentan que el sector está lamentablemente plagado de delincuentes, miembros de una organización criminal que obligan a los jóvenes a consumir y vender drogas. Según los vecinos, es posible que el asesinato de Miriam, de 52 años, se deba a represalias en su contra o de algún familiar.

“Tenía poco más de un año viviendo en este sector. Residía en un departamento de una casa de tres plantas, donde alquilaba. Era una mujer tranquila, no se metía con nadie. Desconocemos la razón del hecho, pero lo que sí podemos afirmar es que la zona está llena de microtraficantes. Dos horas antes atacaron a tiros a otro joven, ocurrió a una cuadra”, manifestó un vecino que solicitó mantener su identidad en reserva por temor a represalias.

De acuerdo con información de la Policía, Miriam Cedeño, cuyo asesinato eleva a 146 el número de crímenes en el distrito Portete en lo que va del año, se dedicaba a la venta de calzado. Regresaba a su casa tras visitar a un familiar que vive en el mismo sector del Puerto Principal.

“Se sabe que el área está en disputa por el control de la venta de drogas, y varias familias han recibido amenazas de muerte para asegurar el dominio en la zona, debido a la confrontación entre grupos armados organizados”, indicó el investigador.

El cadáver de Miriam quedó sobre la calzada después de recibir varios disparos de sujetos que se movilizaban en una tricimoto de color amarillo. Ella y su pareja sentimental habían llegado en una motocicleta cuando fueron interceptados por los criminales.

El investigador explicó que los delincuentes se estacionaron afuera del domicilio. La pareja estaba lista para ingresar a la casa cuando de repente se les acercaron los asesinos, quienes sacaron a relucir armas de fuego y dispararon varias veces contra la mujer.

“El cónyuge de la occisa, al percatarse de la llegada de los criminales, salió corriendo y se dio cuenta de que tenía una herida (escoriaciones) en el brazo izquierdo. Él asegura que no tienen amenazas ni problemas con nadie del sector”, indicó el policía.

El conviviente de la mujer asesinada trabaja en un taller de repuestos de vehículos en la calle Ayacucho. En el lugar de los hechos se recogieron 8 vainas percutidas calibre 9 milímetros, una bala deformada, un cartucho y dos motocicletas propiedad de la víctima.

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