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Guayaquil: Edificio destartalado preocupa a los vecinos del Suburbio
Los arrendatarios minimizan las condiciones en las que se encuentra, dicen que está “entero”. El alquiler más caro es de ‘gamba’.
¡Peligro! Un edificio esquinero ubicado en las calles Febres Cordero y Villavicencio, al suroeste de Guayaquil, está en las últimas y es un riesgo no solo para las cuatro familias que lo habitan, también para los que caminan por la acera.
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Los pilares de este inmueble de tres pisos están agrietados, las paredes desvencijadas, el techo y las puertas se caen a pedazos.
Pero, pese a los daños apreciables a simple vista, el condominio no cuenta con ningún sello o cinta de seguridad que alerte que es una estructura en riesgo. Incluso tiene dos locales comerciales en la planta baja, que actualmente se encuentran ocupados.
En uno de estos está el taller de don Raúl Martínez, maestro ebanista, quien lleva diez años en el local. Asegura que ya ni paga alquiler y minimiza los daños de la infraestructura. Para él, solo es problema de mampostería y que la estructura interna de madera está “entera todavía”.
Con este argumento coincide uno de los residentes del edificio, quien tiene 14 años habitándolo, pero evita identificarse. “Incluso vinieron los inspectores del Municipio y dijeron que el ‘hueso (las bases de madera)’ está bien, solo es mampostería”, menciona.
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EXTRA pudo comprobar que existen grietas que se extienden a lo largo y ancho de la estructura, algunas tan grandes que arbustos han crecido entre ellas. Además, le faltan trozos de cemento por doquier. Lo más preocupante de la apariencia del bloque es que dos de sus once pilares tienen grietas tan grandes que en ellas se puede meter una mano y cuando llueve ingresa agua al núcleo de madera, que empieza a pudrirse.
Administradora ya no asoma
Un equipo periodístico de este medio pudo acceder a uno de los departamentos y su arrendataria, quien es conocida por los vecinos y los mismos residentes como la encargada del mismo, explicó que el inmueble pertenece a tres hermanos: Cecilia, Estela y Javier García, quienes lo heredaron.
Ella señala como responsable del deterioro del inmueble a una de las hermanas, a quien le habrían entregado la administración, “pero se llenó de lujos, ya se retiró y vive en Urdesa”, asegura.
La señora indica que los residentes pagan alquileres que van desde 70 dólares, en su caso, en un departamento en la planta baja; y hasta $100 en los pisos altos y con mayor área. Además, dijo que en algún momento el Municipio se acercó con la intención de volverlo un edificio patrimonial, pero esto nunca se concretó.
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