Exclusivo
Actualidad

La Roca tiene dos plantas. Cada celda con cabida para dos personas, según se observó en un recorrido.EXTRA

Guayaquil: ¡Otro chance para La Roca!

Expertos analizan qué tan factible es readecuar esta cárcel guayaquileña. En el sitio ocurrieron incidentes que ponen en duda sus seguridades

El calificativo de cárcel de máxima de seguridad que tenía La Roca, centro penitenciario de Guayaquil, se hizo ‘agua’ el 11 de febrero de 2013. Ese día, 19 reos escaparon del penal en una lancha por el río Daule que está cerca.

El 3 de septiembre de 2021 se anunció la remodelación de las instalaciones y se espera que, ahora sí, sea ‘pepa’ y acoja a los reclusos más peligrosos, dejando en el olvido la fuga de hace ocho años y otros relajos ocurridos allí.

Fausto Cobo, director del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad (SNAI), dice que se repotenciará, tanto interna como externamente, los aspectos tecnológicos y de estructura del lugar.

Tendrá un sistema automático para abrir y cerrar las celdas. Contará con inhibidores (aparatos que anulan la señal de dispositivos como celulares) y escáneres para mejorar el control de ingreso de personas y vehículos.

‘OJO’ A LOS RIESGOS

Las celdas del reclusorio.extra

Julio César Ballesteros, exviceministro de Atención a Personas Privadas de la Libertad, refiere que el sitio tiene un diseño arquitectónico adecuado para el control, pues cuenta con un espacio donde hay botones para abrir las celdas. Pero acota que, con el paso del tiempo, esto se ha ido deteriorando.

Comenta que, posteriormente al escape de 2013, se quiso arreglar la infraestructura, pero no había suficientes recursos para hacer este tipo de cambios, como dotar de seguridad el área que daba hacia el río.

“Lo que hicimos fue adecuar eso para las personas con apremio, por pensiones alimenticias, que estaban en el mismo espacio del centro de detención provisional”, refiere.

El exfuncionario y experto en temas carcelarios cree que por la cercanía de La Roca con el río existe el riesgo de una fuga similar por la vía fluvial.

Por eso considera que, en vez de readecuar esa cárcel, debería analizarse la posibilidad de habilitar un pabellón de máxima seguridad dentro del centro de privación de libertad zonal 8, ubicado metros más adelante, y que además tiene separaciones que podrían facilitar la distribución de los presos más violentos del país, “y no concentrarlos en un solo lugar”.

Este pabellón debería ser conformado de manera que haya una persona por celda, acota.

LÍDERES SEPARADOS

Ricardo Morales, doctor en jurisprudencia y exsubsecretario de Rehabilitación Social, explica que, adicionalmente a la dotación de equipamiento de La Roca para que sea de máxima seguridad, debe clasificarse correctamente a los internos que vayan a estar recluidos ahí.

El proceso debe estar a cargo de profesionales como psicólogos, trabajadores sociales, abogados, que analicen el grado de peligrosidad de cada uno. “Los líderes de organizaciones delictivas deben ser aislados, no estar junto a otras personas. Para eso debe haber una clasificación previa”, argumenta.

También menciona que para disminuir la violencia en esta y otras cárceles, los reos tienen que recibir beneficios penitenciarios, como educación, atención médica, entre otros.

Recalca que el personal del centro carcelario debe estar bien remunerado y hay que garantizar que no sea ‘presa’ fácil de la corrupción. “Es importante que los roten, que cada tres meses vayan a otras cárceles y no tengan un contacto directo que genere confianza con los presos”, enfatiza.

Esto tendrá que complementarse con una formación constante para estos colaboradores en el manejo de riesgos a los que están expuestos. Y que en sí, todo el sistema penitenciario cuente con una escuela en la que se impartan estos conocimientos.