Solo queda el esqueleto de la casa. Las columnas trizadas sostienen parte de la loza del primero, segundo y tercer piso. Le faltan paredes. Los bloques de cemento están cubiertos con hongos y humedad. La maleza invadió la estructura. Parece que fue sembrada en esa tierra.

Causa pánico caminar por ahí. Y aquel inmueble abandonado permanece ‘empotrado’ en una de las laderas de la quebrada Jerusalén, en el centro de la capital. Pero no es cualquier casa. Los moradores dicen que este lugar se ha convertido en un portal de almas en pena.

Eugenia Peralta, de 67 años, prende dos velas en lo que queda del techo. Se santigua. Reza. Llora. Comenta que hace algunos años mataron a su hermano allí. Recuerda que lo apuñalaron frente a sus ojos. Lo apodaban Caracha y era muy querido.

“Tomaba, era drogadicto, hacía sus ‘cositas’, pero cuidaba a los vecinos del barrio”.

Desde su muerte, los moradores dicen que en ese lugar suceden eventos paranormales. Incluso hay algunos que, un poco asustados, sostienen que el alma de Caracha deambula por ese camino. Mencionan que cuida a los ‘borrachitos’ de los ladrones.

Peralta dice que suele prender cirios para que el alma de su hermano busque la paz. “Mi abuelita me decía que si no se hace esto, su espíritu ‘sufre’ en este mundo”.

UN LUGAR ENIGMÁTICO

Karen Pilataxi fue a vivir cerca de ahí con su hijo hace una semana. El primer día, cuando caminó al lado de la vivienda, sintió un ambiente pesado y aceleró el paso.

Le preguntó a sus padres quién era el dueño de esa casa y ellos le dijeron que cuando fuera por ese lugar no llevara a su pequeño dormido “porque las almitas pueden entrar a su cuerpo”. ¡Misterioso!

Desde entonces la joven, de 24 años, agarra fuerte de la mano a su pequeño cuando camina por ahí y nunca lo lleva dormido. En ocasiones, el niño agarra la rama de un árbol y suele quedarse jugando al lado de la vivienda.

La madre, inquieta por saber sobre esa casa, preguntó a sus vecinos al respecto y uno de ellos le contó que cuando bebía con unos amigos en una cancha de fútbol que está a pocos metros del inmueble, vio que de ahí salió una mujer que lo llamaba.

Él, un poco pasado de tragos, caminó hacia ella, pero sus panas lo detuvieron. “Dijo que era la viuda”.

Otros vecinos cuentan que hace más de 20 años hubo un deslave que se llevó más de 15 casas construidas cerca de la montaña. Sin embargo, esa nunca se cayó. En ocasiones la ocupaban personas en situación de calle, pero desde que murió Caracha nadie puede dormir más de una noche allí.

Fantasmas de la naturaleza

Bryan Albán, experto en temas paranormales, comentó que en ambientes como las quebradas o bosques existen seres de otra dimensión que son denominados ‘espíritus elementales’. “Estos suelen ser confundidos con personas, pero son entidades parte del ecosistema”.

Con respecto al espíritu de Caracha, Albán manifestó que las personas que mueren de manera violenta, como en este caso, necesitan de un ritual para que su alma pueda cruzar al mundo de los muertos.

“Su espíritu todavía debe tener apego con su hermana, por eso debe permanecer ahí”.