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Los guardias de seguridad afirman que no hay condiciones legales en el país que los ayuden ante la utilización del arma de dotación.Karina Defas

Guardias de seguridad tienen dudas a la hora de dar bala

Los celadores están con incertidumbre ante nuevo decreto. Afirman que no hay condiciones y que las reglas no están claras para accionar su arma.

Los guardias de seguridad ahora tendrán sus manos más cerca de su arma de dotación por si acaso deban ayudar a la Policía en la detención de algún delincuente.

Esto luego de que, mediante un decreto, el presidente de la República, Guillermo Lasso, anunciara como parte de las estrategias para combatir la inseguridad en el país que los celadores aumenten las acciones de coordinación con los servidores policiales.

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Sin embargo, en el gremio hay dudas y temor. Mishell tiene un año como guardia de seguridad. Ella resguarda los alrededores y el interior de un centro comercial ubicado en la avenida Juan León Mera, en el centro norte de Quito.

Tiene 24 años y no está de acuerdo con el decreto presidencial porque, según ella “nos darán responsabilidades que no nos competen”. La mujer afirma que ellos están preparados y autorizados para usar el arma como disuasión de algún sospechoso, mas no para disparar. “Lo máximo que se puede hacer es amenazar”.

Ella aseguró que necesitan repotenciar su entrenamiento para poder enfrentar al crimen junto a la fuerza pública.

Blanco perfecto

Para que los celadores ‘acoliten’ a los policías ante una amenaza, Lasso dispuso agregar un artículo en el Reglamento a la Ley de Vigilancia y Seguridad Privada en el que consta que un guardia “sin prejuicio de sus labores alertará por sí mismo, o a través del centro de monitoreo de la compañía, de forma inmediata y obligatoria al ECU 911 y colaborará con la Policía”.

Además, en la norma se establece que las circunstancias para que un celador apoye a un agente será: de manera preventiva; cuando se produzcan hechos de fuerza mayor y cuando ocurran delitos flagrantes.

Xavier, quien custodia un edificio en la avenida Amazonas, afirmó que se deben replantear procesos, brindar la preparación necesaria y tener un contexto legal en el que puedan accionar su arma sin correr el riesgo de caer presos o terminar en el cementerio.

El celador trabaja en esta rama 36 años y afirma que ha sometido a decenas de choros durante ese tiempo, pero nunca ha tenido que utilizar su arma de dotación, una pistola nueve milímetros.

Según él, antes se podía combatir a la delincuencia, “ahora no me arriesgaría ante ninguna situación a enfrentarme a miembros de alguna banda organizada”.

Hay que estar pilas

Ante las nuevas atribuciones que tendrían los guardias de seguridad según el decreto presidencial, Rodrigo Peralta, presidente de la Asociación Nacional de Empresas de Seguridad Integral (Anesi), indicó que pueden existir casos con extralimitaciones que estarían fuera del campo de acción que tienen las empresas de seguridad.

Agregó que vigilar el perímetro de los lugares en los que prestan seguridad queda abierto a la subjetividad. Con esto concuerda Xavier, quien enfatizó que su labor es de prevención y disuasión del delito, no de repeler un ataque. “Corremos doble peligro porque los delincuentes sabrán el lugar y las horas en las que trabajamos”.