Exclusivo
Actualidad

Los moradores tienen que caminar con extrema precaución para no caer en una zanja cubierta de agua.Carlos Klinger / EXTRA

Durán: Inundaciones tiene a la Herradura como Venecia

Residentes reclaman que la falta de alcantarillado y obras de prevención provocó que los ductos para evacuar el agua se tapen, dejándolos aislados.

Anegados, con el agua hasta el cuello y caminando a tientas para no caer en una zanja. Así están viviendo los vecinos de las cooperativa La Herradura, al extremo suroeste del cantón Durán, en la provincia de Guayas.

La razón es que absolutamente todas las calles de este populoso sector quedaron cubiertas de agua, basura y animales muertos, luego de las fuertes lluvias que cayeron en esta zona la madrugada y mañana del lunes 19 y martes 20 de febrero.

(Lea también: Durán: 'Muelita' fue asesinado mientras almorzaba en la Primavera 2)

“Ahorita no se ve porque está hecho una piscina, pero todo esto es una zanja llena de basura y materiales de construcción, eso la tiene tapada y provoca que el agua se estanque. Esto se queda así siquiera una semana y como está lloviendo todos los días, así estaremos hasta que acabe el invierno”, describió Henry Espinoza, administrador de una ferretería, sobre la situación de La Herradura.

Los residentes de esta cooperativa aseguran que no cuentan con alcantarillado ni agua potable y que el único servicio básico que les ofrece el Municipio es la recolección de basura, aunque irónicamente son justamente los desperdicios los que han agravado las inundaciones.

“Lo que pasa es que no limpian bien esta zanja, solo limpian por encimita. Es como cuando van donde las ‘mozas’, hacen todo rapidito y se van rápido a la casa”, contó frustrado un morador del sector que prefirió no identificarse, y también reclamó la falta de atención por parte de las autoridades. “Nos tienen olvidados. Solo para pedir votos vino Chonillo (actual alcalde del cantón). ¿Ya ganó y de qué nos sirvió?”.

Los niños aprovechan las aguas estancadas para pegarse un ‘chapuzón’.Carlos Klinger / EXTRA

Pablo Aníbal Moreira, adulto mayor habitante de la zona, contó que los vecinos del sector tienen que pasar suplicios para llegar a sus viviendas, pues debido a lo elevado del nivel del agua, los buses no quieren ingresar y solo llegan hasta la entrada del sector, que es justamente donde está la mencionada zanja.

El nivel del caudal del río Daule y Guayas influyen en las inundaciones que ocurren en este sector. Cuando hay marea alta, basta una lluvia moderada para que las calles queden anegadas.

“Cuando está seco me toma unos diez minutos llegar a mi casa caminando. Con esto inundado me toma 25 minutos porque no hay asfalto, es todo tierra y si no se camina con cuidado se puede hundir en el lodo. Yo que me conozco las calles ya sufrí un accidente, una caída fuerte”, agregó Moreira, quien llevaba botas de goma altas, para poder ‘majar’ lodo sin resbalar.

Durante un recorrido por la cooperativa, EXTRA pudo corroborar que no hay calles asfaltadas y todas se encuentran cubiertas de aguas estancadas; también hay basura y cadáveres de iguanas, perros, ratas y aves flotando por doquier. Además, los niños utilizan las aguas putrefactas como piscina, donde incluso realizan clavados y juegan en las tardes.

‘Entoldados’

Una señora espera que alguna motocicleta o camioneta le ayude a salir del sector.Carlos Klinger / EXTRA

La proliferación de mosquitos y enfermedades es uno de los problemas derivados de las inundaciones. “Aquí a las seis (de la tarde) ya hay que estar merendando, cerrar bien todo y meterse al toldo, porque si no los mosquitos se lo llevan en peso”, narró Jorge Luis Barre, quien posee discapacidad física y a quien le resulta dificultoso movilizarse día a día en estas circunstancias.

(También le puede interesar: Invierno en Ecuador: Gobierno transfirió más de 27 millones a prefecturas y alcaldías para emergencias)

Además de los insectos, los vecinos también tienen que lidiar con las enfermedades propias de la temporada, como son el dengue, que lo transmite la picadura de mosquito, y la leptospirosis, que la contagian las aguas contaminadas con la orina y heces de las ratas.

“Aquí los niños salen con el agua hasta el cuello, las madres irresponsables los mandan a comprar en estas condiciones y luego se quejan de que los bebés se les enferman. Y como ni siquiera vienen a fumigar, vivimos rodeados de enfermedades”, concluyó Jesús Robles, vecino del sector.

¿Quieres leer más contenido de calidad y sin restricciones? ¡Suscríbete aquí a Diario Extra!