Una propiedad abandonada en La Floresta, centro norte de Quito, al parecer, se convirtió en la ‘cárcel’ de duendes’. Así lo confirmó Ricardo Mera, un investigador de temas paranormales, quien hizo una medición de energía del lugar.

La vivienda es uno de los 141 inmuebles del sector que fueron declarados como patrimoniales por el Ministerio de Cultura. Ocupa un área de 546 metros cuadrados, tiene dos pisos. Sus paredes están deterioradas, grafiteadas y a punto de caerse. Los jardines que bordean la casa están llenos de maleza que han atrapado los muros y ventanas.

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No está habitada por humanos, pero, supuestamente, en ella ‘residen’ entidades.

Mera saca dos varillas de radiestesia (sirven para detectar el espectro de radiación que emite un cuerpo) y analiza la energía del sitio. Estas se mueven en todas las direcciones y se cruzan.

“Alguna entidad no quiere que estemos aquí. La energía no es armónica”.

Para asegurarse de esto, el investigador saca un péndulo y pregunta: “¿Hay algo fuera de este mundo dentro de esta propiedad?”. El cuarzo se mueve de izquierda a derecha: “Significa que sí”.

El experto quiere precisar de dónde viene la energía paranormal y nuevamente utiliza las varillas, las cuales apuntan a un jardín que se encuentra en la parte posterior del inmueble.

Saca el péndulo y pregunta si la presencia es humana y este se mueve de forma circular. “Es un no”. Mera explica que podría tratarse de seres elementales, demonios o energías residuales de la misma casa.

Para cerciorarse de quién ocupa la propiedad, el investigador coloca una tabla de ouija frente al jardín y pregunta: ¿Qué entidad hay en esta casa?

El puntero se mueve por el tablero y se queda estático en las letras: D-U-E-N-D-E-S.

RITUALES Y ENERGÍAS

Javier Sangoquiza suele comer en restaurantes del sector y comenta que cuando pasa cerca de dicha propiedad siente un frío extraño en la espalda. Dejó de caminar solo y, en una ocasión, cuando estaba con unos amigos “escuchamos voces. Como que alguien quería salir. Tal vez hay almas”.

Sin embargo, Mera afirma que sería un grupo de duendes que impide que los humanos se acerquen a este lugar.

Aclara que estos seres pertenecen a la categoría de los elementales y que suelen estar en bosques o quebradas.

Cree que estos espectros estarían dentro del jardín porque alguien hizo algún ritual para llamarlos, pero no lo cerró bien y se quedaron atrapados.

Recomienda realizar otra ceremonia para expulsarlos porque pueden hacer travesuras que generen miedo a los habitantes de la zona.

En la puerta de ingreso a la propiedad están colgados algunos artilugios en forma de flores y elaborados con fibra de lana que hacen presumir al investigador que serían indicios de ciertos rituales. “Es una casa con mucha carga paranormal”.

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