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El manejo de las cenizas, la leche materna y cualquier otro producto con que se trabaje se realiza con el mayor cuidado.Cortesía

¡Diseñadora hace joyas con leche materna, cordón umbilical y hasta cenizas de mascotas!

Para poder trabajar esta oferta primero hizo investigaciones con leche de vaca. Es una manera de tener el recuerdo de esos momentos de la vida.

Corría el 2016, ya casi a finales de año, y a Daniela Peñafiel, una diseñadora y orfebre nacida en Guayaquil, pero radicada en Quito, le llegó un pedido de trabajo bastante extraño. Le consultaron si hacía joyas con leche materna, algo que para entonces ya se ponía de moda en EE. UU. y Europa. 

El ‘bichito’ de la curiosidad prendió en ella y se puso a investigar al respecto. Y empezó a hacer pruebas con leche de vaca.

“Pero no es lo mismo, así que luego comencé a hacer pruebas con leche materna que le pedía a una amiga”, recuerda Daniela. 

Fueron muchos experimentos químicos, analizar procesos de conservación de alimentos, determinar cuáles eran los elementos menos invasivos, estudiar el ciclo de la bacteria de la leche, con qué preservante se podía trabajar para que las joyas tengan duración y la leche no se descompusiera... “una investigación amplia en el tema químico”, precisa la diseñadora. Hasta que al final lo logró.

Lo primero que hizo fue un dije con un colgante de leche materna para regalar a una amiga cercana, y por medio de ella le comenzaron a llegar más clientas. Con ello también variaron los pedidos: “Tengo el cordón umbilical de mis gemelos desde hace 20 años, ¿será que puede hacerse algo con eso?”, fue una de las consultas. Y sí, lo hizo.

Una joya elaborada con un pedazo de cordón umbilical, recuerdo elaborado a pedido de una madre.Cortesía

Según Daniela, este es un mercado que crece, porque el tener una joya con la leche de su primer hijo, el cordón umbilical, el diente de leche o un rizo de cabello “permite crear algo más emocional. No es porque uno quiere darse un gusto con una joya, sino de tener un recuerdo. No depende del mercado, sino más bien de la parte sentimental de las personas”. Pero la propuesta varió un poco cuando a Daniela se le murió Víctor, un gatito siamés de 12 años al que lo hizo cremar.

“Con las cenizas y un dientecito de mi mascota me hice un relicario. Eso lo subí a redes sociales y desde entonces todo evolucionó”, asegura. Así comenzaron a llegarle más pedidos para la elaboración de recuerdos con cenizas de gatitos y perros, que pueden ser de anillos, pulseras, dijes u otros.

Tal ha sido la aceptación de este tipo de recuerdos que un día le fueron con las cenizas de una persona. “Y, con todo el respeto, hice joyas memoriales para toda la familia”, dice, al explicar que por ello a su negocio le puso el nombre de ‘Joyas de vida’.

Sin embargo, y pese a las diferentes propuestas, admite que lo fuerte y de lo que comienza a llegarle más pedidos es la elaboración de recuerdos con cenizas de mascotas. 

En cuanto a precios, la joya (elaborada en plata) más económica bordea los $ 42 y la más cara de su catálogo es un anillo de 180 dólares. 

Todos sus trabajos incluyen grabado láser con el nombre de a quien se quiere recordar... porque a fin de cuentas quien lleve consigo esa joya memorial termina llevando siempre consigo una pequeña parte de aquella persona que se recuerda o a la mascota que ya no le moverá el rabito al llegar a casa.