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Día de las Madres: cuando la violencia se lleva a mamá
Para los huérfanos producto del machismo y otros tipos de violencia no hay celebración del Día de la Madre. Ellos sufren una gran ausencia (y lo que les representa), no solo ese día, sino toda su vida.
"El padre y el hijo son dos. La madre y el hijo son uno”, dijo alguna vez el escritor chino Lin Yuntang (1895-1976) y es difícil estar en desacuerdo con él, especialmente cuando se piensa en aquellos niños que han perdido a ese ser que los trajo al mundo y por lo cual viven solos e indefensos, aunque aún les queden padre, hermanos y demás parientes.
Es el caso de María y Julia (nombres ficticios), dos hermanas guayaquileñas de 8 y 17 años, quienes quedaron a cargo de una de sus tías cuando perdieron a su progenitora, hace casi dos años, el 11 de julio de 2020, a causa de un presunto femicidio.
Ese día, la madre de las dos pequeñas fue hallada sin vida en el dormitorio de la casa donde residía, en el cantón Caluma, provincia de Bolívar. Al principio, la familia pensó que la mujer, oriunda de Guayaquil, se había suicidado, pero la necropsia reveló que su muerte fue por una asfixia mecánica por estrangulación.
El conviviente y padre de la menor de las niñas, quien entonces tenía 6 años, fue detenido y el caso sigue sin resolverse todavía.
La orfandad de María y Julia, como la de muchos otros niños, niñas y adolescentes, a causa de la violencia de género, la delincuencia y las guerras, es una trágica realidad en Ecuador y el mundo, afirma la psicóloga clínica Laura Monserrate.
"Esto es una especie de pandemia mundial", recalca Monserrate, quien en entrevista con EXTRA precisa que a la mayoría de estos menores, que han perdido especialmente a sus madres, les podría esperar una vida de calle, explotación laboral, abusos sexuales, prostitución, drogas y diferentes actividades no siempre lícitas.
Agrega que el mayor riesgo que tienen los niños que se quedan con sus parientes es el abuso sexual. "Ya sucedió eso cuando hubo la migración en masa hacia España y otros países (a fines del siglo pasado y comienzos del actual) -añadió-, básicamente el abuso sexual por parte de los mismos familiares".
LAS OTRAS VÍCTIMAS DEL MACHISMO
Si bien Ecuador no está involucrado en un sangriento conflicto bélico como el de Ucrania o en una diáspora como la venezolana, es un país en guerra, contra la delincuencia común, organizada y el narcotráfico, según el presidente Guillermo Lasso. Asimismo, como muchos de sus vecinos, Ecuador sufre de una violencia machista que, con el paso de los años, aumenta y alarma. Todos estos factores deja gran cantidad de víctimas colaterales: los hijos de las mujeres asesinadas.
Según datos de la Fundación Aldea (Asociación Latinoamericana para el Desarrollo Alternativo), desde el 1 de enero al 5 de marzo del 2022 hubo 28 femicidios, transfeminicidios y muertes violentas de mujeres por delincuencia organizada.
"De los 28 casos registrados, 14 corresponden a femicidios/feminicidios (50 %), 2 son transfeminicidios (7%) y 12 casos corresponden a muertes violentas de mujeres por delincuencia organizada", dice el último informe de esta organización.
En 11 de las 24 provincias ha ocurrido por lo menos un femicidio en lo que va del año. Guayas mantiene su condición de ser la provincia que presenta las cifras más altas de femicidios en el país: en el primer trimestre de 2022 hubo 7 casos. Manabí estaba en segundo lugar con 5 casos; Los Ríos con 4; Esmeraldas 3; El Oro e Imbabura con 2 cada uno ; y, Cotopaxi, Loja, Napo, Orellana y Pichincha con un caso cada una. De los 2 casos de transfeminicidios (asesinatos de mujeres trans)reportados, 1 ocurrió en Guayas y otro en Cotopaxi.
DÍA DE LA MADRE DOLOROSO
Este domingo 8 de mayo de 2022, en Ecuador y otros países será un día alegre, de reuniones entre las familias para homenajear a las mamás. Pero esa figura importante y principal de todo núcleo familiar no estará presente en todos los hogares. Es más, para muchos niños y adolescentes que perdieron a sus progenitoras de forma violenta, estas 24 horas del año serán acaso insufribles, muy duras.
Anabell Arévalo, psicóloga clínica y magister en Terapia Familiar, lo explica de esta forma: "En este día que está comercializado, pero designado y asignado por la sociedad como el Día de la Madre, realmente para ellos es muy triste porque siempre recordarán a su madre ausente, les hará mucha falta en ese día".
En diálogo telefónico con EXTRA, Arévalo, quien es gestora de servicios integrales de Atención a la Violencia de Género del Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer (Cepam), aclara que el sufrimiento de estos seres no queda allí.
"Estos niños (as) viven en condiciones muchas veces infrahumanas, precarias, están viviendo con familiares que no estaban preparados para tenerlos porque también son familias en muchos casos paupérrimas. Ya no tienen la protección y los cuidados que tenían con su madre en vida", precisa.
Esa adaptación o desadaptación es muy difícil para los huérfanos y trae como consecuencia trastornos en su comportamiento, trastornos emocionales, un impacto que va más allá, incluso, de la muerte de sus madres.
UNA ESCASA AYUDA, QUE INCLUSO NO LLEGA A TODOS
Aparte del trabajo que en favor de los niños huérfanos por femicidio, realizan organizaciones sin fines de lucro, es poca la atención que estos reciben del Estado ecuatoriano.
El bono que desde 2019 entrega el Estado a niños y adolescentes huérfanos por femicidios, oscila entre el 29,4% y el 54,2% del salario básico unificado, y ahora se entregará también los niños cuyas madres hayan sido víctimas de asesinato, homicidio y violación que termina en muerte.
Pero esa ayuda económica no está llegando a todos menores inmersos en esta problemática, asegura la psicóloga Arévalo, quien deplora que tampoco lleguen a ellos los servicios básicos, de salud pública y atención psicológica que brindan organizaciones como el Cepam, ya sea por desconocimiento de su existencia o porque viven en sitios remotos y no tienen ni para pagar el pasaje del bus que los traslade hacia los pocos centros de ayuda.
La psicóloga y excatedrática Laura Monserrate tiene otra propuesta: el Estado debería crear sitios de acogida con todos los servicios y comodidades o pagarle una pensión mensual a los parientes o familias que acogen a estos desvalidos. "Eso se aplica en algunos países. Aquí no conozco que se esté dando eso", acota.