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Una desgracia tras otra: Necesitan 30 lucas para importar los repuestos desde Alemania
Familia de joven que chocó un lujoso vehículo organiza un sorteo para costear el ‘cuentón’ por los daños. Los repuestos del mismo deberán ser importados desde Alemania.
Imagínese conducir un Porsche por las calles de su ciudad. Cualquiera que ande en un vehículo parecido se vería ‘aniñadísimo’ en ese carrazo y recibiría halagos por la ‘nave’ en la que se pasea. Pero ahora hágase a la idea de haber chocado uno: ¡tremendo cuentón que le tocaría pagar!
Este es el caso de Marcela Condo Álvarez, de 18 años, quien, por una distracción chocó a un Porsche Panamera Hybrid azul del 2012. Para costear el daño se necesitan, ‘bajito’, 30 mil dólares.
El lío comenzó en Riobamba, capital de Chimborazo, cuando Marcela buscaba a un hombre que la engañó diciéndole que le ofrecería empleo y le terminó robando el teléfono.
La joven, indignada por el robo, tomó el carro de su familia, un Chevrolet Aveo plateado, para ir tras el ‘choro’. Y justo en las calles Carabobo y José Veloz, se descuidó, se pasó el Pare y ¡pum! ¡Tremendo choque con ese carrazo azul!
Entre todo ese ‘relajo’, les notificaron que el vehículo afectado no tenía seguro y que los gastos por la reparación correrían por cuenta de Marcela. A esto se añadirían los tres mil que costaría el arreglo del automóvil de su familia.
No hay cómo pagar
Pero la familia Condo Álvarez no tiene idea de cómo costeará tan alta cifra.
“Siempre he trabajado duro para salir adelante, no tengo grandezas, pero como todos, se ha logrado salir adelante” comenta Bertha Álvarez, madre de Marcela, que mantiene a su familia con un negocio en el que ofrece pollos pelados.
Ella cuenta que, gracias a esta labor, construyó una casa modesta, de la cual continúa pagando la hipoteca. Y el vehículo, que hoy está guardado, lo compró hace seis años para su trabajo. “Me endeudé porque me hacen pedidos de pollo y chuletas a domicilio. Hace un año terminé de pagar el préstamo y salí de esa deuda, pero ya tenía que ver para mis hijas que les toca estudiar en Quito y Ambato... Ahí les dieron cupo”.
Al ver esto, explica la mujer, su hija quiso trabajar para ayudar en los gastos del hogar, pero fue estafada y terminó con más deudas.
Se entristece al recordar el día del accidente y llora. “Mi hija no habló dos días, se encerró en su cuarto”.
Al ver esto, la solidaridad de sus compadres hizo eco en vecinos y amigos, que propusieron organizar una rifa para recoger la mayor cantidad de dinero para pagar el lujoso vehículo.
“Vimos todo lo que se le venía a la vecina y vamos a hacer la rifa, además de un campeonato de vóley de hombres y mujeres, así como vender en toda esa programación comida y bebidas hidratantes”, manifiesta Jonathan Padilla, amigo de la familia y quien todas las mañanas se ubica afuera del local para vender los boletos.
La reacción de la gente no se hizo esperar. A diario llegan a comprar hasta libretines enteros y Bertha cuenta que la han llamado de varias partes del país para ofrecer artículos destinados a la rifa.
Al momento, los vehículos ya fueron entregados a sus dueños, pero el proceso judicial continúa. Para ayer viernes se tenía prevista la reconstrucción de los hechos, pero debió ser postergada porque a decir del psicólogo, la joven todavía no está lista para afrontar la pericia. (PO)