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Familiares de Juan Guamán, de 21 años, conservan las pocas prendas y una foto que dejó.Patricia Oleas

¡Los dejó endeudados!

Familia de migrante pide ayuda para traer el cuerpo. El joven viajó a Estados Unidos y murió porque le dispararon en un posible asalto

En lo alto del páramo, en dos cuartos improvisados, en lo que un día fue un corral, la familia Guamán Daquilema llora la pérdida de su cuarto hijo, Juan, quien falleció víctima de un disparo en Chicago (Estados Unidos), en un confuso incidente.

Al parecer, trataron de asaltarlo cuando iba a su segundo trabajo. Según reportes, unos hombres bajaron de un vehículo, lo interceptaron, le arrebataron su mochila y dispararon.

El pasado jueves 29 de octubre fue la última vez que hablaron con él. “Me dijo: ‘Irá a la feria, pero regrese temprano, yo estoy bien, más tarde le llamo”, recordó su padre.

Con el pasar de las horas empezó la preocupación. “Era la una, las dos, las tres y nada. Él siempre hablaba cuando iba al trabajo, y cuando estaba en el cuartito”, añadió el pariente.

El padre fue a la iglesia y ahí recibió la fatal noticia. “Unos vecinos contaron del asalto”. Enseguida buscaron comunicarse con personas conocidas de su hijo y solo confirmaron la triste noticia.

Así se truncaron los sueños del joven migrante que terminó el colegio en su natal Pomachaca de Guamote, provincia de Chimborazo, y consiguió trabajo en Cuenca. La chamba no era fija y los ingresos escasos, entonces Juan se dejó seducir por el famoso “sueño americano” que le contaron unos amigos.

El padre sostiene que su hijo se empeñó en irse para contribuir al ingreso familiar. “Papi, yo me voy, voy a trabajar duro para pagar la deuda y luego le enviaré para que mis hermanos tengan un mejor futuro”, le habría indicado el joven. Recordar aquellas palabras aflora el dolor. Juan ya no está y sus padres desean repatriar su cuerpo y, además, cancelar la deuda que él dejó.

Ayuda

En lo que fue el dormitorio de Juan, la cama está intacta, tal cual la dejó. Dos baúles de madera vetustos guardan las únicas prendas que no se llevó: un sombrero de cuero, una chompa negra y unos descoloridos pantalones.

Su abuela Petrona Daquilema, al ver la ropa y la foto de su nieto, cumple con el yupashpa wakay (llorar contando) en kichwa; solloza y cuenta cómo veía a su nieto, cómo le acompañaba. “Ahora taitico quién me dará cafecito, quién me llevará”, se lamentaba.
Vecinos y familiares buscan ayuda para los trámites y poder repatriar el cuerpo de Juan.

Hace apenas dos meses tuvo trabajo

María Daquilema, madre de Juan, llora desconsolada. Quiere el cuerpo para despedirle como se debe, como manda su cultura.

El viajero dejó Pomachaca para poder mejorar la situación de los suyos.Patricia Oleas

“Él sufría viendo cómo no avanzaba para todos, quería ayudar”, indicó la mujer.

Los parientes explicaron que el muchacho tardó dos meses en llegar a Estados Unidos, luego pasó cinco meses sin trabajo por la pandemia y, hace apenas dos, consiguió un par de trabajos y con sus primeros ingresos envió dinero para comenzar a cancelar las deudas y un celular para que sus hermanos estudien.

Ahora, la familia espera de la buena voluntad de las personas y autoridades. Que se cumpla uno de los mensajes alentadores que Juan tenía sobre las paredes de su cuarto. “La mejor ayuda es la que no se hace esperar”.

En el cuarto donde el joven dormía todo está como él lo dejó.Patricia Oleas