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Cortes de agua en Quito: los extremos entre el desperdicio y la escasez
Lavadoras de carros, fugas de varios meses y vecinos inconscientes se contraponen a súplica de otros porque no han tenido el servicio por mucho tiempo
Según la Organización Mundial de la Salud, cada persona usa en promedio de 100 litros diarios, pero en Quito se llega hasta 250 litros de consumo, según las cifras de la Empresa de Agua Potable y Alcantarillado (Epmaps)
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Esto se evidencia en el uso indiscriminado, en sectores como La Gatazo y La Ferroviaria han proliferado lavadoras de carros que, debido a sus económicos precios, tienen confluencia de clientes. Una lavada oscila entre los tres y cuatro dólares.
Sin embargo, no hay manera de controlar el uso del agua, según la Epmaps, pues siguen pagando sus facturas y mientras eso pase, no existen sanciones. Por otro lado, sí se han evidenciado conexiones clandestinas, esto no genera facturación para ellos. Es un servicio que lo tendrían gratis y para uso comercial. En esos casos existen multas, según la empresa.
Daniela Jerves, directora de instrucción de la Agencia Metropolitana de Control (AMC), informó que este año se detectaron 188 lavadoras sin permiso. De estas, ocho tenían permisos que no tienen nada que ver con esa actividad.
El problema en estos casos, es que estos negocios deberían pagar una tarifa comercial por el servicio de agua potable. “Sí hemos identificado que estas lavadoras tienen medidores de uso doméstico”, agregó.
Los extremos en un mismo barrio
El pasaje B, en el sector Tarqui de la Ferroviaria Alta, en el sur de la urbe, está lleno de agua, en una cuadra se contabilizan por los menos tres fugas. Según los vecinos ya tienen tres meses. “Hace 15 días vinieron a hacer una inspección pero no hallaron el daño. Dijeron que ya venía un técnico y nada que llega”, comentó Julio Escudero, morador de la zona.
Además del desperdicio de agua, los vecinos temen que el adoquinado colapse por la filtración. “En algunas casas ya hay humedad”, dijo Julio. Allí también ha habido cortes del servicio por varios días. “La semana pasada estuvimos sin agua cuatro días. Hasta cogí agua de lluvia para el baño”, contó María Chiliquinga, otra vecina del pasaje.
Eso no es todo, a cinco cuadras de la fuga, al menos 10 personas corrían con sus ollas y baldes para abastecerse con el tanquero que llegó. “Acá estamos dos semanas sin una gota de agua”, reclamó Silvia Riera, una de las afectadas.
La Epmaps ha informado que se realizan cortes en los barrios altos de Quito debido a que se necesitan máquinas de bombeo y con los apagones dejan de funcionar. Esto debería ser por horas, pero para algunos sectores de la Ferroviaria Alta, ha sido un corte prolongado. Lo mismo sucede en parroquias como San Antonio de Pichincha, en las que los vecinos ya han tenido que comprar tanques de reserva para sortear la falta de agua.