Cada vez que el Grincho pronuncia la palabra Navidad, se le sale una arcada, porque la odia desde el fondo de su corazón, aunque ese sentimiento le haya hecho ganarse el cariño sobre todo de los niños.

Quien está detrás del maquillaje verde y el traje afelpado es Francisco Arias, un actor quiteño que trabaja este personaje desde hace 12 años. “Fue un ejercicio para la facultad de teatro y desde ahí me gustó”, cuenta.

Partió de la idea de jugar un poco con el personaje y de ‘camellar’ en diciembre con shows navideños, pero el Grincho Manosalvas se fue ganando espacio en los escenarios independientes de la capital. “Yo creo que la gente se refleja en este personaje. Todos tienen un poco de Grincho”, agrega.

Este hombrecito verde está inspirado en el cuento del Dr. Seuss, publicado en 1957 y en el que se critica la Navidad como algo comercial y satiriza las costumbres de la sociedad en esta época. A partir de eso se han realizado varias versiones animadas, pero el trabajo actoral de Jim Carrey en la película producida en el año 2000 fue el pilar de la construcción del Grinch criollo. “La gestualidad de este actor me parece de otro nivel y yo dije por ahí es”, explica.

El artista no trabaja solo, su esposa Jessy Constante es quien se encarga de que la música, las luces, las animaciones estén en perfectas condiciones. “Yo estoy detrás del escenario y aunque es agotador, me encanta este trabajo”, comenta.

Ella también es artista y tiene varias obras en conjunto con Francisco, sobre todo enfocadas al público infantil. Su compañía se denomina Dar Teatro, que también aglutina a otros actores, músicos y cantantes.

A pesar de que el vestuario y el maquillaje emulan al Grinch de la película, el criollo es serrano. “El Grincho Manosalvas es de Latacunga y claro habla como tal”, explica Francisco.

Manosalvas fue criado por dos viejitas que lo encontraron en la basura. Además este personaje ha sufrido de bullying por ser diferente e incluso de racismo. “Me hacen a un lado por ser verde, me dicen que huelo feo, la gente puede ser mala”, dice el Grincho.

En su obra de teatro incluso toca temas coyunturales como la inseguridad y hace críticas a los políticos del país. “También se trata de concientizar a la gente para pensar en los que menos tienen. Que la Navidad sí es un tiempo de dar compañía más que los regalos”, agrega.

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La transformación toma más de una hora, pues el maquillaje también ha evolucionado en 12 años. “Ya he aprendido más y me pongo lentes de contacto para darle más realismo”, comenta.

“Mi obra está en horario familiar, la matiné que le dicen, papito”, dice el Grincho, porque habla como serrano. Por supuesto, también canta villancicos a ritmo de sanjuanito y de marimba esmeraldeña. “Más ecuatoriano no se puede ser”, finaliza.

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