Tapándose la nariz para evitar la pestilencia y con las ‘pepas bien peladas’ para no pisar los desperdicios putrefactos que están regados en las esquinas. Así pasan los días los habitantes de Mucho Lote 1, noreste de Guayaquil.

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Los vecinos culpan de esta situación especialmente a los ‘chamberos’, que no dejan una sola funda de basura sin destruir, y la porquería regada en las veredas provoca no solo malos olores, sino que también atrae plagas como ratas y moscas, que se dan un ‘festín’ con tanta inmundicia.

“Hay gente que les paga (a los recicladores) para que recojan la basura de sus casas y ellos lo que hacen es llevársela a una esquina para abrir las fundas, recolectar lo que les sirve y el resto queda ahí botado”, explicó Pablo Delgado, quien tiene un negocio de venta de ropa en el sector.

Sin embargo, la responsabilidad no es solo de los ‘chamberos’, aseguró Delgado, pues gran parte de la responsabilidad también la ‘cargan’ los mismos habitantes de la zona, que no respetan los horarios de recolección y los espacios para desechar los desperdicios.

En este sector, el camión recolector pasa los martes, jueves y sábados por la noche; sin embargo, durante un recorrido de EXTRA, se corroboró que los residentes sacan la basura a cualquier hora, incluso en días que no pasa el recolector.

“Ese es otro problema: el camión sí pasa, sí se lleva la basura, incluso la que dejan regada los cachineros, pero nunca pasan a la misma hora. Hay días que pasan a las ocho (de la noche), otros días a las diez, o incluso después de medianoche”, se quejó otro vecino que no quiso identificarse porque después “la mafia de los chamberos me hace ‘tonteras’”.

Debido a la mala disposición de los desperdicios, las zanjas están atascadas por la basura y esto preocupa a los habitantes, porque cuando llueve moderadamente, las calles se inundan y la basura acumulada termina flotando hasta meterse en las casas.

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“Ayer (28 de octubre) ya hubo una llovizna; eso ya es un aviso de que pronto se vendrán las lluvias y ahí vamos a sufrir porque con las inundaciones se vendrán los mosquitos y las enfermedades por la insalubridad”, advirtió Andrés Ruiz, vendedor de comida que acababa de discutir con un ‘chambero’ que pretendía dañar una decena de fundas que los vecinos cochinos habían colocado afuera de su negocio.

“Algunos andan drogados y son peligrosos, pero toca pelearse porque con la pestilencia insoportable y las ratas que atrae la basura, nadie se queda a comer”, explicó.

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