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Bonnie Palifka: “Si no quieres jugar con los narcos, terminas muerto”
Fundadora y organizadora de la conferencia ‘Academia contra la corrupción en las Américas’. En medio de un seminario en Quito, analizó el crimen organizado en Ecuador
“Los grupos del crimen organizado son empresas extraordinarias, súper adaptables y excelentes con las relaciones públicas, mucho mejor que los gobiernos. Llegan a un lugar y hacen lo que este no ha hecho bien”, decía Bonnie Palifka durante el Seminario Internacional contra la Corrupción, organizado por la UTE en Quito.
Profesora e investigadora del Departamento de Economía del Tecnológico Monterrey en México, habló sobre su proyecto: la ‘Mafiocracia’, un concepto que describe cómo el crimen organizado captura al Estado. ¿Cuál es el panorama actual de Ecuador? La experta conversó con EXTRA.
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- ¿Cómo inició sus investigaciones en el crimen organizado y la corrupción?
- En 2010 asesinaron a dos estudiantes de posgrado afuera del campus donde trabajo. Dos militares les pusieron armas automáticas para alegar que eran sicarios. Yo tenía ocho meses de embarazo y me impactó. Desde entonces, empecé a investigar los vínculos entre el crimen organizado y la corrupción.
- ¿Cuáles son los vínculos?
- Cuando tenemos un gobierno corrupto, deja abierta la puerta al crimen organizado. Pero también los grupos de crimen organizado corrompen a los gobiernos, a los policías, a los alcaldes, a los gobernadores, a los presidentes, así como corrompen a las empresas.
- ¿Qué significa ‘mafiocracia’?
- Es una mafia que gobierna. Es cuando tenemos grupos de crimen organizado que se insertan en los gobiernos. Pero también se puede concebir como un gobierno que actúa como una mafia. No tienen vínculos necesariamente con los grupos violentos, pero actúan como si lo fueran.
- ¿En Ecuador podríamos hablar de ‘mafiocracia’, al tener casos como Metástasis?
- El término que se ha aplicado aquí en Ecuador es ‘narcopolíticos’. Eso sería como la equivalencia de la ‘mafiocracia’.
- En su charla explicó que en México han intentado lo que funcionó en EE. UU. a principios del siglo XX: quitar al capo. Pero la diferencia con las mafias italianas que reinaban en EE. UU. es que no son carteles mexicanos.
- Lo que pasó en México es que, al quitar al jefe, los de abajo empezaron a pelear por ese lugar. Eso también pasaba en EE. UU. entre las familias italianas, pero no era igual que el gran jefe que habían quitado. En México, entonces, es como una hidra: cuando le quitas una cabeza, salen tres y se empiezan a pelear entre sí. Y ahí es donde surge la violencia.
- Es como lo que ocurrió aquí tras el crimen de Rasquiña, exlíder de Los Choneros. ¿Qué se tiene que hacer si no es quitar la cabeza?
- Mapear toda la red y arrestarlos a todos de una vez. Es una técnica que ha utilizado EE. UU. en varias ocasiones para desmantelar toda la red. Pero parte del problema es que quitas esa red; sin embargo, todavía hay una demanda para la droga. Debe ser una estrategia aún más compleja, pero para empezar: no satisfacerse con arrestos aislados, sino desarticular toda la red.
Asesinato de Fernando Villacencio vino del cartel de Sinaloa
- ¿Cómo el caso de Fernando Villavicencio guarda relación con la ‘mafiocracia’?
- Fernando Villavicencio estaba investigando, con un comité de 15 personas, a los narcopolíticos cuando lo asesinaron. El asesinato fue ordenado por un integrante del cartel de Sinaloa que estaba encarcelado aquí. Encontré que son unos 15 asesinatos políticos en el año después de su muerte. Esta práctica no fue un acto aislado, sino que es una nueva tendencia en Ecuador.
- Recientemente en México ocurrió el crimen de un alcalde. ¿Allá continúa la tendencia desde 2009?
- Alejandro Arcos fue alcalde de Chilpancingo, en el estado de Guerrero, donde ha habido muchos problemas con el crimen. Él estaba en una zona rural viendo los daños de un huracán cuando lo mataron. Encontraron su cuerpo dentro de un automóvil y su cabeza encima del techo. Tenía solo siete días como alcalde. Dos semanas antes de su asesinato, habían asesinado a dos de sus asesores. Él había dicho que lo tomaba como una amenaza porque se oponía al crimen organizado y pidió apoyo del Estado. No se lo brindaron.
- ¿Cómo revertir esta tendencia?
- Necesitamos que no haya narcopolíticos en el poder. Para eso necesitamos candidatos que no se involucren. El caso de Alejandro Arcos es una advertencia. ‘Si tú no quieres jugar con los narcos, entonces terminas muerto y los que quedan tienen que colaborar’, sugiere. Es un es un problema muy grave y es difícil de revertir.
¿Cuál es su panorama sobre Ecuador?
- Es muy preocupante. Cuando se escuchan las palabras ‘narcopolítico’, ‘narcogeneral’, y hay dos expresidentes (como Rafael Correa) sancionados por corrupción, sí es muy preocupante, porque significa que en los niveles más altos hay problemas graves de corrupción y vínculos con el crimen organizado. Probablemente Ecuador va a requerir ayuda externa para salir de estos problemas.
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