Durante la madrugada de este 1 de diciembre, dos explosiones ocurridas con minutos de diferencia sacudieron al Puerto Principal. En ambos casos, organizaciones criminales estarían tras estos hechos que provocaron daños materiales en una discoteca y en un cajero automático, situado dentro de un minimarket, junto a una estación móvil.

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A las 03:55, tres sujetos que descendieron de un vehículo plomo se acercaron hasta el centro de diversión nocturno, propiedad de la ex chica reality Yuleysi Coca y de su esposo, el colombiano Carlos Perea, en la avenida Agustín Freire, en el sector de La Garzota, norte porteño.

Uno de los individuos con un combo rompió los vidrios del establecimiento; posteriormente, rociaron gasolina y le prendieron fuego al local, lo que provocó un incendio que destruyó partes de la fachada y del interior del negocio.

Cometida su fechoría, los tres sujetos, uno de ellos portando un arma de grueso calibre, se embarcaron en dos motocicletas conducidas por sus compinches y huyeron.

Héctor Vanegas, abogado de los afectados, aseguró a este Diario, que de acuerdo a las investigaciones, integrantes de la banda criminal Los Tiguerones estarían tras los dos atentados registrados a la discoteca Living.

El primero se registró el pasado 9 de noviembre, en aquella ocasión los delincuentes, tras amedrentar al guardia y quitarle su arma, se llevaron 3.000 dólares que estaban en la caja. Luego rociaron combustible al carro en que llegaron y le prendieron fuego, lo que provocó una explosión que afectó la fachada del lugar.

“Estamos frente a un grupo muy fuerte, el cual está dedicado a la extorsión, al secuestro, al robo, son parte del grupo que se detuvo en la Nueva Prosperina y que están implicados en el tema del intento de robo a los lingotes de oro en la terminal de cargas del aeropuerto. Fue una reacción luego de la detención de sus cómplices. Sigue el hostigamiento a Yuleysi y a su esposo”, dijo Vanegas.

Reveló que cámaras de seguridad registraron la llegada de los criminales y el instante en que rocían combustible y le prenden fuego. “Aparentemente, menores de edad. He pedido a la Fiscalía que se les dé protección y que llamen a declarar a los presos y se pueda hacer pericias fisionómicas para ver si tienen relación con el hecho. No se ha pagado y estas son las consecuencias. A Yuleysi y a su esposo les exigen 300.000 dólares. No se puede abrir la discoteca, porque no se puede dar seguridad ni a los dueños ni a los clientes”, acotó.

Veinte minutos después de este hecho, un cajero automático, ubicado en las calles Ayacucho y la Novena, en el sur de Guayaquil, fue explotado por delincuentes que cubrían sus rostros con pasamontañas y utilizaban armas tipo fusil.

“Los delincuentes llegaron en un carro negro, se bajaron tres sujetos, dos ingresaron al minimarket y colocaron el explosivo que provocó la destrucción de uno de los tres cajeros que tiene este negocio, mientras que su otro compinche apuntaba con su arma de fuego a los despachadores”, dijo una policía a este Diario.

Con este hecho, registrado a las 04:10 de ayer, son 18 los robos a cajeros automáticos ocurridos en el 2023.

La fuente policial reveló que los delincuentes, quienes serían parte de una organización criminal integrada por ecuatorianos y extranjeros, aplican una modalidad de robo copiada de países como Chile y Colombia.

“Son una organización con conocimiento en explosivos, integrada por unas 10 personas. En los dos últimos casos han escogido cajeros del mismo banco, porque al explotar la tinta no mancha los billetes”, afirmó.

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