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Cortes de energía en Guayaquil: ¿Qué medidas toman los moteles sin generador?
Moteles y hostales pequeños de Guayaquil ya se ‘comen la camisa’ por los apagones. Aunque algunos deciden usar los locales, la mayoría prefiere luz
El entusiasmo propio de los minutos previos a un ‘cuerpeo’ los embarga. Se ríen, conversan y hasta le bromean a la recepcionista sobre el horario del corte de luz. “¿Cuánto tiempo hay antes de que se vaya la luz?”, cuestiona el hombre con un aire de burla y preocupación.
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La recepcionista, con diligencia, le responde que acaba de regresar y que no debe temer. Rápidamente, le entrega un control remoto, una llave y ellos se van más felices que nunca, pues no les tocará aguantar calor durante el corte de energía de la tarde del miércoles 23 de octubre.
En algunos moteles y hostales pequeños distribuidos a lo largo de Guayaquil, a diferencia de los establecimientos de las grandes cadenas del país, la advertencia sobre el horario del racionamiento es la primera, ya que por varias razones -entre ellas el presupuesto y los bajos ingresos de las últimas semanas- no cuentan con planta generadora de energía para ofrecer comodidades como el uso del aire acondicionado o el televisor durante las estadías.
“Lamentablemente, aquí no hay generador. Aunque sí ha disminuido la concurrencia de clientes, la gente sigue viniendo”, cuenta la dependiente que acaba de atender a la pareja en el alojamiento ubicado en Alfredo Valenzuela y Maldonado, en el suroeste de la ciudad. Ella menciona que las últimas dos semanas de septiembre y las primeras de octubre han sido de las más “raras” que han tenido.
“Nos sorprende que las parejas lleguen. Eso sí, piden las habitaciones con ventana, pero llegan. Nosotros les advertimos que si vienen cuando no hay energía, les explicamos las cosas a las que no pueden acceder, y algunos deciden quedarse. Debe ser porque les gusta el lugar o tal vez por otra cosa”, dice mientras una sonrisa de picardía se dibuja en su rostro.
Para ese momento, a las 18:00 de ese miércoles, ya habían ocupado algunas habitaciones a lo largo del día. Sin embargo, ese número no rebasa la cantidad de cuartos con ventanas. “Tenemos 18 habitaciones con ventanas, nueve en el primer piso y otras nueve en el segundo piso. La verdad es que nunca se llenan todas al mismo tiempo, pero, si eso sucede, tenemos más opciones o les ofrecemos que vayan al otro hotel que está en la 11 y Gómez Rendón, donde sí hay planta”, asegura, y añade que “todo sea por no perder al cliente”.
¿Qué otras situaciones se han presentado?
Sin embargo, la situación en el negocio donde atiende Armando, nombre protegido, no es tan excitante como en el caso de la mujer.
El hotel, ubicado en Brasil entre Nicolás Segovia y Guerrero Martínez, en el mismo sector que el primero, está pasando por una mala racha -también por la falta de energía en ciertas horas- que ha llevado a sus dueños a considerar la reducción de personal. “Eso es lo que no queremos. Todos somos muy ‘panas’ aquí y, sobre todo, las siete personas que trabajamos tenemos familias que mantener”, refiere.
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Las decisiones que deben tomar los propietarios son drásticas debido a los ingresos reducidos. Armando calcula que de los 60 clientes que recibían al día, ahora solo ingresa la tercera parte de ese número.
“Desde la mañana hasta las siete de la noche venían unas 40 parejas y en la noche otras 20. Ahora, en todo el día, llegamos a facturar solo por 15 entradas”, explica.
Ofrecen las habitaciones con ventanas, pero no todos se quedan con la incomodidad de sentir calor mientras están empiernados con su pareja. “Incluso nos ha pasado que si llega una pareja y a los pocos minutos se va la luz, ellos se van y debemos devolver el dinero. Eso ya es una pérdida”, comenta.
Y él dice no estar ni cerca de poder adquirir la ‘solución’ a sus problemas, ya que los ingresos siguen siendo bajos como para incurrir en esa inversión. “No alcanza. Se deben pagar sueldos, servicios básicos, insumos varios, y ya no queda más. No hay una salida cercana”.
También hubo 'murciélagos'
La oscuridad, por otro lado, disgusta a algunos, mientras que a otros les gusta. El equipo de EXTRA observó a una pareja ingresar a un establecimiento en la calle 10 de Agosto en plena oscuridad, y ni eso los ahuyentó. Aunque los encargados del negocio prefieren no dar detalles, aclaran que, en efecto, no cuentan con un generador propio de energía.
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