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Lizmary Peroza se cansó de llorar. Ayer se regresó para Venezuela, porque fue desalojada de su departamento en Pelileo.Yadira Illescas / EXTRA

Venezolanos abandonan Pelileo por ultimátum de la comunidad: denuncian xenofobia

Extranjeros hacen sus maletas y se regresan a su país. Denuncian que los están ‘echando’ como a perros y los sacan de los cuartos que alquilan

A sus 35 años, Lizmary Peroza ya no quiere llorar más ni sentir miedo a causa de la xenofobia. En las últimas semanas, desde el 14 de noviembre, su vida cambió nuevamente. Entró en depresión y decidió regresarse a Barquisimeto, capital del estado Lara, en su natal Venezuela. Lo hizo la tarde del ayer, viernes 8 de diciembre.

Lizmary contó que desde el asesinato del servidor policial en Pelileo a manos de delincuentes venezolanos, ha sentido el rechazo de muchas personas. Ella vendía arepas y jugo de coco por el sector El Tambo, y en 4 horas de trabajo se hacía hasta 30 dólares; pero después de ese suceso ya no vendía casi nada.

A eso se suma que la dueña de la casa donde alquiló los nueve meses que habitó en la Ciudad Azul la desalojó sin considerar que tiene a dos menores de edad, una de ella aún está en lactancia. “La señora fue grosera y llegó hasta con la policía para botarme del cuarto. Convencí a mi esposo que ya nos fuéramos, que regresemos a sufrir en nuestra tierra”, aseguró.

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  • Quería hacer su vida en Pelileo

Lizmary migró hace cuatro años de su país. Fue una decisión difícil porque allá dejó a sus dos hijos más grandes y salió con la nena más pequeña, que ahora tiene 6 años. “Me amarré el corazón y decidió salir porque no tenía para alimentar a sus hijos”, explica.

Lizmary regresó a Venezuela, después de haber pasado unos años entre Colombia y Ecuador. Tiene dos niñas, de 2 y 7 años.Yadira Illescas / EXTRA

Primero probó suerte en Colombia. En Cali consiguió trabajo y estuvo bien con su esposo hasta hace tres años, pero la situación económica se complicó y se quedaron sin trabajo. Allá procrearon a la pequeña Carolina, que tiene dos años.

Un familiar que vive en Pelileo le habló de la tranquilidad del cantón y de su gente amable y decidieron migrar a Ecuador. Su esposo consiguió trabajo como estibador en los mercados mayoristas de Tungurahua y lograba reunir hasta 60 dólares a la semana. Vivían en paz.

“Cuando alquilamos el cuarto, la dueña no nos pidió ningún documento, solo la plata del mes, y ahora nos echó peor que a perros de la calle”, lamentó la joven. Lizmary dice que llegó a tenerle cariño a Pelileo y a Ecuador, pero en los últimos días se ha sentido extraña. Con miedo. Con ganas de irse.

“Me decepcionaron en Pelileo. No todos los venezolanos somos malos, pero nos están juzgando por igual”.Lizmary Peroza, venezolana migrante que se regresó a su país

Por eso, este viernes 8 de diciembre de 2023, Lizmary se regresó a su país, tal cual salió: sin nada material, pero con muchas lecciones aprendidas en la vida. Vendió sus enseres para reunir el dinero de regreso.

  • Se queda, pese a todo

Como ella, Wilmer Moreno, otro migrante venezolano, de 29 años, también fue desalojado del cuarto que arrendaba. Es oriundo de Puerto de la Cruz y llegó hace un año a Pelileo motivado por unos familiares.

Wilmer Moreno también fue desalojado pero aseguró que se queda en Pelileo, pese a que si ha sentido discriminación.Yadira Illescas / EXTRA

"No me pienso ir, tengo mis papeles y trabajo. Sí he sentido mucho rechazo e incluso han intentado hasta atropellarme con sus vehículos, pero lo bueno es que mi empleadora me apoya. Me quedo porque no he hecho nada malo”, sostuvo Wilmer.

  • Xenofobia ‘organizada’

Mercy Estrada, representante de Migrantes Sin Fronteras en Cotopaxi, aseguró que están enviando todos los testimonios de los afectados a las autoridades a nivel nacional para que se manifiesten sobre lo que ocurre en Pelileo.

Aseguró que “en esta ciudad se han organizado para tomar represalias contra un grupo de personas de una nacionalidad”, por un delito contra el policía cometido por extranjeros. “Por eso se está hostigando, vulnerando y amenazando los derechos de las demás personas”, reclamó.

Según Migrantes Sin Fronteras, al menos unas 300 personas han salido del cantón en las últimas semanas.

Mientras que Juan Carlos Sánchez, especialista en Derechos Humanos, mencionó que lo que ocurre en Pelileo está “cayendo en actos de xenofobia y discriminación”, y debe ser atendido por las autoridades.

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