Tres sujetos que se movilizaban en una moto negra dispararon sus armas de fuego en contra de Kelvin Mendoza Bazán, de 22 años, cuando llegaba a su domicilio, pero en el ataque también le dieron al padre, Manuel Mendoza Intriago. Los dos parientes murieron.

Según las investigaciones policiales, este atentado -que causó gran conmoción en la urbe peninsular- se cometió a las 23:00 del lunes 19 de agosto de 2024, en el barrio Las Minas, en el área sur del cantón La Libertad, en Santa Elena, cuando el joven Mendoza llegaba en compañía de su primo Jeicob Bazán, a bordo de una moto.

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En el momento en que se detenían frente al inmueble, sonaron los disparos. El padre Manuel Mendoza, al escuchar las detonaciones, abrió la puerta de su casa para socorrer a su muchacho, pero corrió con tan mala suerte que uno de los ‘pepazos’ le cayó cerca del pecho.

Kelvin murió de inmediato, mientras que su progenitor quedó herido. Los vecinos intentaron llevarlo al hospital, pero cuando se aprestaban a subirlo a un carro particular, también falleció. “La ambulancia llegó tarde y no se pudo salvarlo”, comentó el habitante Jorge Suárez.

El pariente que andaba con Kelvin, Jeicob Bazán, de 22 años, fue trasladado en la ambulancia porque un disparo le impactó en una de sus extremidades.

En registros policiales consta que Kelvin Mendoza Bazán tenía antecedentes penales, por lo que la principal hipótesis de los investigadores es que su asesinato sería por venganza. La de su progenitor se apunta como muerte colateral.

Fueron más de 15 disparos que se escucharon en el vecindario y unos moradores indicaron que los matones salieron a gran velocidad del sitio, por una calle oscura. Otros vecinos comentaron a los uniformados que minutos antes del tiroteo, dos jóvenes pasaron, a pie, cerca de las víctimas.

Manuel Mendoza Intriago, de 52 años, laboraba como conductor de un bus urbano en La Libertad. Este oficio lo desempeñaba desde joven y como siempre lo vieron en distintos carros, amigos y allegados lo llamaban Millonario.

“Siempre fue muy trabajador, responsable con su familia. Le encantaba hacer bromas, por eso fue muy amiguero. Ojalá se encuentre a los culpables de su crimen”, lamentó el activista social Fernando Flores, amigo de la víctima.

La tristeza era mayor, porque el domingo último, la familia Mendoza Intriago había sepultado a la mamá de Manuel. Al día siguiente, muere el hijo y nieto.

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