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Un menor de 17 años fue asesinado a tiros en el sur de Esmeraldas
La noticia del asesinato del menor sacudió a la comunidad del 15 de Marzo, que llevaba cinco meses sin registrar un hecho violento de esta magnitud
La noche del jueves 23 de mayo de 2024 se convirtió en una pesadilla para los habitantes del populoso barrio 15 de Marzo, en el sur de Esmeraldas. Un menor de 17 años de edad, inocente y con ganas de divertirse, fue brutalmente asesinado a tiros por dos sicarios a bordo de una motocicleta.
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El joven, que había salido a encontrarse con amigos para jugar fútbol en una cancha del sector, nunca llegó a su destino. La muerte se interpuso en su camino, y su vida se apagó de inmediato bajo el fuego de al menos cuatro disparos. La escena del crimen fue dantesca: el cuerpo inerte del menor, rodeado de sangre y destrucción, en el mismo lugar donde minutos antes había estado lleno de vida y energía.
La madre del menor, desconsolada y llorando junto al cadáver de su hijo, suplicaba justicia y clamaba contra la violencia que aún azota la ciudad. "Solo quería hacer deporte, no andaba en malos pasos, era un joven bueno, que no se metía en problemas con nadie", repetía una y otra vez, como si tratara de convencerse a sí misma de que la tragedia no era real.
Alboroto en el barrio
La noticia del asesinato del menor sacudió a la comunidad del 15 de Marzo, que llevaba cinco meses sin registrar un hecho violento de esta magnitud. La presencia de militares y fuerzas especiales de la policía fue necesaria para devolver la calma a la zona, donde la inquietud y la indignación se palpaban en el aire.
Los sicarios, dos individuos a bordo de una motocicleta, escaparon del lugar del crimen sin dejar rastro, pero los agentes investigadores no se rinden. Pidieron un barrido a todas las cámaras de seguridad del sector para identificar a los gatilleros y establecer su ruta de escape.
La cifra es escalofriante: en solo una semana, seis jóvenes de entre 17 y 24 años han sido asesinados en hechos violentos ocurridos en los cantones Rioverde y Esmeraldas. La violencia se ha convertido en una epidemia que azota la provincia, y la sociedad exige respuestas y acciones contundentes para frenar esta oleada de muerte y destrucción.
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