Un ajuste de cuentas o una disputa por territorio de droga son las hipótesis que maneja la Policía Nacional sobre el ataque armado que dejó 4 personas fallecidas en un taller de soldadura, en Manta.

Las investigaciones apuntan a que, posiblemente, los pistoleros no buscaban a todos los baleados, sin embargo, el ataque fue despiadado contra las personas que estaban en la Calle 110 y Avenida 111, del populoso barrio 9 de Octubre.

Las víctimas fueron identificadas como Rubén Solórzano Vera, de 50 años, dueño del taller y a quien todos llamaban Maestro Rubio; Antonio Heráclito Briones Cuenca (58), Juan Lorenzo Arteaga Espinoza (28) y Byron Cristóbal Reyes Camacho. Este último registraba antecedentes por asociación ilícita.

Allegados a Briones Cuenca, a quien conocían como Toño, indicaron que él había llegado a conversar al sitio. Es por ello que todo apunta que estuvo en el momento y lugar equivocado. Las investigaciones pretenden identificar quién o quiénes eran los objetivos de los criminales que se movilizaban en un automóvil color oscuro.

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Andrés Borja, jefe subrogante del Distrito Manta, indicó que recogieron unos 30 indicios balísticos de armas calibre 9 milímetros y fusiles, siendo esta la característica de los últimos ataques por parte de las organizaciones narcos.

La escena del crimen es cercana a las zonas conocidas como Callejón del Diablo y Las 7 puñaladas, espacios considerados por la Policía Nacional como zonas de expendio de sustancias ilícitas y donde la violencia ya ha sembrado terror en ocasiones anteriores. El pasado 23 de enero fue asesinado el soldador Anthony Fernández Moreira.

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