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Comercios en Esmeraldas lucen desolados.LUIS CHEME

Cortes de luz Esmeraldas: Ventas caen un 75 % por apagones de 14 horas

Los comerciantes de Esmeraldas trabajan a pérdida. Según la Cámara de Comercio de Esmeraldas los apagones han provocado una alarmante disminución del 75% en las ventas de los comercios locales, una situación que refleja la profunda crisis que enfrenta la ciudad. 

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En el corazón de Esmeraldas, la calle Bolívar, que alguna vez fue un bullicioso centro de comercio, se ha convertido en un escenario de desolación.

Con la inversión en generadores de energía intentan darle vida al comercio.LUIS CHEME

Con la radicalización del racionamiento de energía anunciado por el Gobierno para este fin se semana, los cortes se realizaron en tres horarios: de 03:00 a 08:00, de 12:00 a 17:00 y de 20:00 a 00:00.

Carlos Acosta, vicepresidente de la Cámara de Turismo de Esmeraldas, estima que solo en Esmeraldas las pérdidas económicas por los apagones llegan a $1,5 millones, siendo el sector comercial y turístico los más perjudicados por la crisis energética.

Los comerciantes, que disfrutaban de un flujo constante de clientes, ahora lidian con la constante falta de energía eléctrica, lo que ha obligado a muchos a invertir en generadores eléctricos para mantener sus negocios abiertos. Sin embargo, estos esfuerzos no han sido suficientes para revertir la dramática caída en la afluencia de clientes.

HAY DESESPERACIÓN EN LOS COMERCIANTES DE ESMERALDAS

Carmen Mera, dueña de una tienda de ropa, describe su situación con desesperación: “Es una pesadilla. He tenido que gastar lo poco que tengo en un generador, pero, aun así, las ventas no llegan. La gente prefiere no salir, y los que vienen, compran menos”. Su tienda, que solía estar llena de risas y charlas, ahora se siente vacía y silenciosa.

Al caminar por la calle Bolívar, el ambiente de tristeza es palpable. Las aceras, antes repletas de compradores, están desiertas. Los comerciantes se agrupan en pequeños grupos, compartiendo historias de pérdidas y frustraciones.

Javier Hormaza, propietario de un restaurante, señala: “El generador no es suficiente. Gastamos más en combustible que en lo que vendemos. Antes, la gente venía a disfrutar de una buena comida; ahora, solo pasan de largo”.

La desesperanza se siente en el aire, y las fachadas de los negocios, algunas desgastadas y otras recién pintadas, reflejan la lucha interna de sus dueños. Lucía Guerrero, quien maneja una panadería, confiesa: “Cada día es un reto. He tenido que despedir a dos empleados, y no sé cuánto más podré aguantar”.

La situación es crítica, y los comerciantes de la calle Bolívar sienten que están en una batalla perdida. A pesar de sus esfuerzos por adaptarse, el futuro parece incierto. “Solo queremos trabajar y ofrecer un buen servicio”, dice Carmen Mera con lágrimas en los ojos. “Pero si esto sigue así, no sé qué será de nosotros”.

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