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Opinión

Editorial: Trabajen por y para Guayaquil

La desunión genera incertidumbre y desconfianza entre los ciudadanos, quienes se sienten abandonados ante la indiferencia de sus líderes

Las diferencias entre las principales cabezas del Gobierno Nacional y del Municipio porteño solo dejan un afectado: Guayaquil. Esta nueva ‘guerra’ no es más que una película repetida, pero con otros actores, que ya ocurrió en administraciones anteriores y que solo logró el fraccionamiento de los ciudadanos, además de que el Puerto Principal no reciba a tiempo sus asignaciones presupuestarias.

Aquí pierde el habitante del Puerto Principal, y lo hace por goleada, porque se priva de servicios que, por derecho, le corresponden, especialmente cuando debería existir una estrecha relación entre el Gobierno y el Municipio. Es legítimo que se critiquen sus gestiones, pero no es aceptable que se perjudiquen las administraciones, ya que es el pueblo quien termina pagando los platos rotos.

La desunión genera incertidumbre y desconfianza entre los ciudadanos, quienes se sienten abandonados ante la indiferencia de sus líderes. En lugar de trabajar juntos por el bienestar de la ciudad, las disputas políticas desvían la atención de los problemas urgentes, como la falta de infraestructura adecuada, servicios básicos, seguridad y empleo.

Basta ya de tirar cada uno por su lado y permitir que sus competencias afecten las gestiones de otros. No es el momento de asumir posturas infantiles, como niños peleando por juguetes. Es hora de que trabajen por y para Guayaquil.