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Opinión

Editorial: Prohibiciones si no se vacuna

Este último año nos ha enseñado a cambiar nuestra manera de convivir con el mundo. Hace mucho tiempo, en época de nuestros padres y abuelos, era un requisito casi que indispensable el uso del pañuelo y peinilla dentro de los planteles educativos, aquel alumno que no acataba las órdenes no se lo dejaba recibir clases y se lo regresaba a su casa. Hoy se aplica la misma medida solo que en esta ocasión con la mascarilla, y a esto se le podría sumar la obligatoriedad del certificado de vacunación.

La semana pasada, la alcaldesa de Guayaquil comunicó la situación de la ciudad, y a raíz de todo lo acontecido con la nueva mutación del COVID-19 se aplicarían nuevas estrategias. Informó también sobre dos puntos nuevos de inoculación para la población con entrega de víveres para cada vacunado.

Adicional, enfatizó de manera tajante que a corto plazo sería un requisito para todos los ciudadanos guayaquileños portar su carnet de vacunación, el que deberán presentarlo antes de entrar a un centro comercial, establecimientos varios o a una unidad de la Metrovía. El fin de estas medidas es concienciar a la gente para que se vacune lo más rápido posible y lograr en el menor tiempo posible la tan ansiada inmunización de rebaño.

Se evidencia, después de estas declaraciones, la afluencia masiva de personas a centros de vacunación. La exigencia del carnet y la aparición de delta y delta plus han sido determinantes para que la gente haga conciencia y no desperdicie esta gran oportunidad de poder estar a salvo de este terrible virus.