Se quejan porque muchos vehículos de servicio público circulan en mal estado en las calles. Se quejan porque unidades de transporte intercantonal o interprovincial recogen pasajeros en el camino. Se quejan porque los agentes de tránsito los detienen en las vías para exigir documentos en regla y verificar que el vehículo esté en buenas condiciones, entonces reclaman y gritan: “ojalá así fuera con todos”. Se quejan por todo lo que no les gusta. Los llaman unos ‘hijueflautas’ y ‘buitres’.

Pero esas mismas quejas son las que van en vía contraria cuando ocurre un accidente y cuestionan el por qué las autoridades de tránsito dejaron salir a los vehículos con llantas lisas, con exceso de pasajeros, en mal estado o no han detenido en algún control a personas que conducen con síntomas de haber ingerido alcohol. Ahí, entonces, los agentes no sirven y reclaman porque no se hacen los controles necesarios.

La idiosincrasia ecuatoriana sigue siendo así. Palo porque bogas, palo porque no bogas.

Ojalá pronto acabemos con esa doble moral de cuestionar los controles cuando nos afecta en lo personal, pero ser muy críticos cuando se trata de señalar errores. Este feriado puede y debe ser un ejemplo de un buen actuar tanto de las autoridades como de los ciudadanos. ¡A celebrar el carnaval con responsabilidad compartida!