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Opinión
Editorial: El imperio de la corrupción
El suicidio de José Agusto Briones, por ahorcamiento, en la Cárcel #4 de Quito, dramatiza aún más los diversos casos de corrupción que han tenido lugar desde la década en que estuvimos regidos por el gobierno correísta y que, sobre todo, han sobresalido, entre otros, por la cantidad de fondos que se manejaron, que desaparecieron a través de coimas y sobornos, y que la justicia los ha venido procesando en los casos conocidos como ‘Arroz Verde’, primero, y luego ‘Las Torres’.
El hecho de que un expresidente de la República, ahora exiliado en Europa, esté sentenciado a ocho años de prisión y que buen número de sus colaboradores hayan recibido sentencias similares, más el hecho de que muchas obras públicas quedaron inconclusas luego de haberse gastado miles de dólares y que muchos de sus secretarios de Estado o funcionarios más cercanos no hayan pagado con su libertad ni devuelto lo desaparecido, pone a las claras la magnitud de una corrupción. Algo que, precisamente, nos afecta mucho más por la paralización a que nos ha conducido la pandemia del coronavirus y que ha provocado una cuantiosa crisis fiscal.
Así, pues, el nuevo gobierno de Lasso tendrá que enfrentar y remediar esta tenebrosa situación con un gobierno honrado y productivo que ponga en jaque a los corruptos y que impida que acciones similares se repitan durante los cuatro años que le toca cumplir al nuevo mandatario.