El fallecimiento de la actriz Amparo Guillén, quien en los últimos años atravesó por dificultades económicas y enfermedades, invita a la reflexión acerca del olvido que sufren nuestros artistas y la ingratitud de la sociedad a la cual sirvieron y entretuvieron con su talento.

Como ella, muchos otros artistas dejaron esta vida sin haber recibido apoyo del Estado, pero también en la lucha por el pago de los derechos de reproducción de piezas audiovisuales, por la afiliación al Seguro Social o por contar con un gremio realmente unido por la defensa de su trabajo, para no tener que buscar otras actividades que no sean las artísticas con el fin de subsistir. Este fue el caso de más del 55 por ciento de los artistas durante la época de la pandemia, quienes se vieron obligados a enfrentar la adversidad sin el respaldo necesario.

Autoridades y sociedad deben reconocer y valorar el trabajo de nuestros artistas, quienes no solo enriquecen nuestra cultura, sino que también contribuyen al desarrollo de la identidad nacional. Es importante crear políticas públicas que aseguren su bienestar, protejan sus derechos laborales y les brinden la dignidad que merecen. Es momento de actuar con responsabilidad y compromiso para garantizar un futuro más justo para los artistas.

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