Fueron muchos años de violencia los que vivió nuestra hermana república de Colombia con el nacimiento de carteles de droga que no solo sembraron coca en grandes extensiones de tierra, sino también el terror dentro del pueblo colombiano, que miraba absorto cómo se perdía el control y el orden por parte de las autoridades locales.

Fue una lucha larga y sin tregua, que cobró la vida de muchas personas. Fue a inicios de los años 90 que pudo detenerse este ambiente de terror y descontrol que se vivía en el país cafetero, con la muerte del mayor representante del narcotráfico, Pablo Escobar. Hoy se vuelven a respirar esos aires de inseguridad y violencia con este nuevo ataque terrorista que sufrió la semana pasada el actual presidente Iván Duque, quien se encontraba dentro de un helicóptero militar cuando empezaron a dispararle desde un lugar aún no determinado de Cúcuta. Gracias a las maniobras del piloto que se encontraba en ese momento manejando la nave, se pudo aterrizar sin ningún problema.

El respaldo internacional no se hizo esperar por parte de los demás presidentes, quienes repudiaron y condenaron aquel acto vandálico y criminal. Se sospecha de grupos irregulares o guerrilleros. Sea quien sea el responsable, deben entender que estos actos violentos fueron desterrados en su momento años atrás por el pueblo colombiano, lo cual permitió una verdadera transformación socioeconómica que ha sido ejemplo de superación para nuestra América.