Lejos de que la decisión del Gobierno de aplicar un arancel del 27 % a las importaciones de México haya sido motivo de burlas y memes en ese país, esta medida podría convertirse en un ‘tiro al pie’ para nuestra economía, ya que terminará afectando a los consumidores ecuatorianos.

En un momento en el que la economía global exige precaución, el Gobierno ecuatoriano parece estar tomando decisiones que pueden resultar perjudiciales para un país pequeño frente a un gigante como México, más allá de si nuestro camarón es más sabroso que el de Sinaloa.

Si se aprueba el arancel, productos esenciales que vienen del país norteamericano (como carros, medicamentos y electrodomésticos) podrían subir de precio, empeorando aún más el limitado acceso que los ecuatorianos ya tienen a estos bienes. Además, la falta de un sustento técnico sólido para la medida podría empeorar la relación diplomática que ya tenemos con México.

Una decisión como esta no se puede tomar a la ligera, ni mucho menos para quedar bien con otras naciones. El Gobierno debe tener claro que los acuerdos comerciales no se logran con medidas impulsivas, sino a través de un diálogo bilateral que respete tanto las normas locales como los tratados internacionales, y que beneficie a ambas partes. De lo contrario, el que siempre sale jodido es Ecuador.

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