El vicepresidente del Ecuador, Alfredo Borrero, ha venido realizando inspecciones en más de 40 hospitales y centros de salud pública a lo largo del país y ha constatado el pésimo nivel de servicio y atención que, en su mayoría, se presta en dichos centros, además de evaluar el estado de equipos e infraestructura de los mismos. En sus recorridos, los gritos y exclamaciones de los familiares de los pacientes se repiten: falta de medicinas, equipos defectuosos y falta de atención médica son el común denominador de las demandas populares.

En campaña el presidente Guillermo Lasso prometió realizar los ajustes necesarios para poder terminar con años de corrupción en los centros hospitalarios y así ofrecer a los más necesitados (más aún en este tiempo de pandemia) un servicio similar a los de una clínica privada. Esa misión fue asignada al Dr. Borrero, que no perdió tiempo y empezó a realizar visitas sorpresivas a estos lugares públicos. Allí pudo concluir que es imprescindible tomar medidas ‘recontraurgentes’.

Una de las propuesta es separar al sistema de farmacias para que este sea manejado en conjunto con la empresa privada. Es de conocimiento ‘universal’ que en los centros hospitalarios, en su mayoría, nunca tienen los medicamentos básicos, y los pacientes son derivados a comprar muchas veces de manera premeditada a otras farmacias donde tienen ‘amarrado el negocio’, o simplemente los insumos médicos fueron objeto de una venta ilegal por ‘debajo de la mesa’.

Todos los ecuatorianos aportantes al IESS esperamos con ansias este cambio en el sistema de salud pública.