El Mundial de Catar termina hoy con la consagración futbolística de Francia o Argentina. Con la copa en alto por quien es considerado el mejor jugador del momento como es Kilyan Mbappé o por quien es llamado uno de los mejores de la historia, Lionel Messi. Uno de los dos reirá, el otro llorará.

Pero más allá de eso, hoy se pone fin a un Mundial que durante un buen rato nos dio un alegrón y volvió a unir a un país resquebrajado. Incluso luego de la eliminación de la Tricolor, la gente hablaba con orgullo de sus muchachos, de que se merecía más, de que dieron todo.

Nos quedamos con la lección que nos dejó Catar, de que unidos somos mejores. Y ojalá este ejemplo del fútbol se imite en todos los ámbitos, en especial en la política que divide al país