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En Ambato, no hay negocio que se les escape a los 'vacunadores'
El jefe de la Policía Judicial de Tungurahua sostiene que muchos de los afectados han recibido llamadas amenazantes desde diferentes cárceles.
Llega la noche y la actividad comercial empieza a apagarse en la zona céntrica de Ambato, capital de Tungurahua. Los alrededores del parque 12 de Noviembre lucen sombríos. La inseguridad campea, lo que hace que comerciantes y clientes ‘se la saquen’ temprano.
El microtráfico y las llamadas ‘vacunas’ y más delitos siembran zozobra entre los vendedores y ciudadanos. Hay miedo.
En su local, ubicado entre la avenida 12 de Noviembre y Mera, Camila Cruz asegura que nunca ha sentido tanto pánico como lo ha venido experimentando desde finales de 2021 y en este año.
“En el parque 12 (de Noviembre) y sus alrededores siempre ha existido el trabajo sexual y se daban los robos, pero no como ahora que hasta van matando. En la puerta de mi local mataron a dos personas, dijeron que fue por la venta de droga. En realidad no quiero saber mucho, Ambato hace rato dejó de ser una zona tranquila”, asegura la vendedora.
En la Dirección de Muertes Violentas (Dinased) de la Policía tienen registrado que desde noviembre de 2021 hasta lo que va del 2022 se han cometido al menos diez muertes violentas en los alrededores del parque, entre las calles Marieta de Veintimilla, Mera, Juan Benigno Vela y Maldonado. En su mayoría los asesinatos habrían sido por microtráfico y uno por extorsión.
Zona de burdeles
Ese ambiente de miedo e inseguridad también se percibe en las zonas de los burdeles que están en el sur de la urbe, en el paso lateral que une las parroquias Terremoto con Huachi Grande. En estos lugares se han registrado balaceras y muertes.
La administradora de uno de los locales (pidió que no se revele el lugar ni su identidad) indicó que desde inicios de 2022 han recibido constantes amenazas, en especial de personas extranjeras, quienes piden dinero a cambio de ‘protección’ y que cuando no se les paga ocasionan disturbios y comienzan a disparar.
Quienes ejercen trabajo sexual en las calles también serían ‘blanco’ de estas amenazas. Sin embargo, la mayoría de ellas prefieren no hablar, pues ¡temen por sus vidas! Desde el asesinato de Jéssica Martínez, quien fue la vicepresidenta de la Asociación Trans Nueva Esperanza, están atemorizadas.
La joven activista le habría hecho frente a bandas criminales que le pedían cierto pago y como no se dejó la habrían mandado a matar.
Ella habría comentado a su hermano que la estaban amenazando de muerte por no aceptar extorsiones. “Me piden una tarifa para el cuidado o que venda droga”, le habría dicho Jéssica a su pariente.
El sábado 3 de septiembre de 2022, a las 21:45, en las calles Marieta Veintimilla y Martínez, cerca del Mercado Central en el centro de Ambato, le dispararon en once ocasiones.
Después del sepelio de la activista, el martes 6 de septiembre, sus amigas trans y defensoras de los derechos de las mujeres y grupos LGBTI se unieron en plantón en el parque 12 de Noviembre a pedir justicia. “Esperamos que algún día llegue y descubran a los asesinos”, expresa su amiga Tanya Benalcázar.
Cuatro días después del asesinato de Jéssica, otro suceso que puso los nervios de punta a quienes habitan y trabajan por la Juan Benigno Vela y Olmedo fue el asesinato del expesista Richard Rosales, quien recibió ocho disparos. Su muerte estaría relacionada con el microtráfico, según informó el jefe zonal de la Policía, coronel José Luis Garcés.
Policía confirma
Fabricio Silva, quien hasta el 1 de septiembre fue jefe de la Subzona de Tungurahua, confirma que varios de los delitos por las zonas de los clubes nocturnos de la capital provincial se habrían cometido por las denominadas ‘vacunas’ y por tener el dominio en la venta de droga.
Según el jefe policial, administradores y propietarios de los ‘chongos’ reciben amenazas contra sus vidas. Y esa inseguridad que hace poner los pelos de punta a los ambateños tiende a extenderse a la provincia.
Según estadísticas de la Policía de la Subzona, este es el año con más criminalidad en la provincia. Silva menciona que desde enero de este año hasta el 7 de septiembre pasado contabilizan 24 muertes violentas en Tungurahua.
Violencia criminal en aumento en Ambato
Ubicada en la zona centro del país, la tierra de los Tres Juanes presenta problemas en sus dos distritos:
- Norte
En este sector han ocurrido al menos 10 muertes violentas entre noviembre de 2021 y septiembre de 2022.
- Sur
Entre junio y julio se produjeron dos muertes en enfretamientos a bala. Dispararon contra tres chongos.
Desde la cárcel
En lo que va del año, en la provincia se han receptado 416 denuncias por estafas. De estos casos, 70 son por extorsión, informa el capitán Edison Medrano, jefe de la Policía Judicial de Tungurahua.
Pero lo más alarmante, según sus declaraciones, es que la mayoría de estas extorsiones se hacen por medio de “llamadas que salen desde las cárceles”. De los 70 casos denunciados, unas 50 amenazas fueron emitidas desde los reclusorios. Pueden ser más, pero muchos prefieren no denunciar.
Según el capitán, “los delincuentes recaban información en las redes sociales o en las publicidades y hacen el seguimiento de la víctima para después amenazar de muerte a cambio de dinero”.
En los barrios también alzan su voz contra la delincuencia. Con las marchas nocturnas han expuesto su malestar.
Adicionalmente, según resalta Doris Aguilar, de la Asociación de Barrios en Ambato, están tratando de incrementar los sistema de seguridad para, al menos, tener más vigilancia. Hasta tanto, quienes pueden trabajar lo hacen, a pesar del miedo de ser ‘vacunados’ por la delincuencia.
Los empresarios también están preocupados
Bolívar Villalva, director de la Cámara de Industrias de Tungurahua, asegura que el incremento delincuencial es preocupante no solo en Tungurahua, sino en todo el país.
“Eso deteriora la calidad de empleo y permite que se múltiple la informalidad, porque los comerciantes, cansados de las extorsiones, cierran sus negocios y mucha gente sale afectada”, lamenta el empresario.
Además, la carencia de vigilancia del sector público les genera un gasto extra, explica Villalba, porque deben contratar guardianía privada. “Estos grupos delictivos, con las denominadas ‘vacunas’, nos van a causar mucho daño”, sostiene.
Él anhela que se adopten políticas públicas que den garantías, que no se dé paso más a la informalidad y que se creen empleos. “No es fácil la situación actual de buscar estabilidad económica y bajar los índices de criminalidad, pero con políticas claras desde el Gobierno se puede lograr”, agregó el líder de los industriales tungurahuenses.