El fallecimiento de Amparo Guillén, el pasado 12 de diciembre de 2024 en Cali, Colombia, dejó un profundo vacío en el medio artístico. A sus 71 años, la actriz, recordada como Lupita de Mis adorables entenados, falleció a causa de un infarto. Víctor Aráuz, actor y colega de Guillén en su última película, Víctor Presidente, rompió el silencio para expresar su pesar y reflexionar sobre el legado de su compañera y el trato hacia los actores en Ecuador.

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"Es una cosa que nos llena de profunda tristeza a todos los colegas y compañeros que tuvimos el placer de trabajar con ella. Yo tuve el honor de tenerla en nuestra película, y la pasamos tan bien en ese rodaje. Ella siempre llegaba con una sonrisa, con un cafecito en la mano. Esas son las cosas bonitas que uno recuerda. Amparito representa a la mamá de todos nosotros, esa mamá que con una mano te corregía y con la otra te daba cariño, siempre pendiente de sus ‘entenados’", comentó Aráuz en una entrevista para EXTRA.

El actor resaltó la calidad humana y profesional de Guillén, destacando lo orgánica y natural que era frente a las cámaras. Cuando se le preguntó si su participación en la película podía considerarse un homenaje a la actriz, Aráuz fue contundente:

"No era un homenaje. Para mí, Amparito era una actriz muy buena, muy natural. Las veces que tuve el placer de grabar con ella fueron increíbles y nos divertimos un montón. Pero creo que esto debe servir como lección a los canales y al público. Más allá de los homenajes póstumos, hay que preocuparse por los actores mientras están vivos. Amparito y muchos más le dieron tanto a este país. Lo mínimo que se puede pedir es que se les paguen las regalías que les corresponden, como sucede en otros países."

Víctor aprovechó la oportunidad para hacer un llamado de atención sobre el olvido a muchos actores.  "Es más fácil esperar a que las personas ya no estén para hacerles un homenaje. ¿Cuántas veces no repitieron los programas de Amparito? ¿Llegó algún cheque de regalías a su casa? No tengo pruebas, pero tampoco dudas de que no. Ojalá las cosas cambien en el futuro. Que el legado de Amparito perdure, que su memoria prevalezca."

El testimonio de Aráuz no solo honra la memoria de Guillén, sino que también resalta la necesidad de valorar y apoyar a los artistas en vida, garantizando el reconocimiento y las condiciones que merecen. La partida de Amparito no solo deja una gran ausencia en la pantalla ecuatoriana, sino también un mensaje claro: la urgencia de cuidar el legado y los derechos de quienes dedican su vida al arte.

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