El capítulo de la televisión lo cerró con lágrimas y tristeza, pero aunque ahora tiene una carrera exitosa en la radio quiteña y en redes sociales, Nicolás Espinosa confiesa que extraña estar en la pantalla y siente que no tuvo suficiente tiempo para dar más de sí.

Alejado de la TV, reconoce que aquella fue una etapa en la que vivía estresado y con depresión, porque se le exigía mantener cierto estereotipo, con ‘pinta’ y cuerpo atlético, de lo que estaba muy alejado, ya que él es de ‘buena cuchara’.

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Con 38 años, Nicolás recuerda que su vida cambió a inicios de 2019, cuando le propusieron ser parte del programa radial Radiación Temprana. Fue el inicio de una nueva etapa que le ha servido para amarse tal y como es, dejar atrás las malas experiencias, al punto de volver a la música y hasta de encontrar el amor.

“Fue un cambio muy duro volver a Quito, porque yo tenía viviendo 11 años en Guayaquil, ya estaba acostumbrado al ajetreo de la ciudad, pero me adapté porque la TV me preparó mucho para la vida”, indica el artista quiteño. En 2021 volvió a tocar puertas en algunos canales pero no pasó nada, y luego con el auge del Tiktok encontró una nueva plataforma para expresarse y dar a conocer su música.

“Hace 10 años había escrito la canción ‘Yo soy Ecuatoriano’, se hizo viral en Tiktok, por lo que decidí volver a la música. Este año saqué el tema ‘Caraju’, que está en mi canal de música. Es un homenaje a mi abuelita, quien siempre me decía: ‘Vamos a darlo todo, levántate caraju’. Era de motivación, no de reprimenda”, explica.

A ‘Caraju’ le siguió ‘Chicha quiero’ y un disco completo con 8 canciones con música ecuatoriana bailable, con una base electrónica y toda la tecnología que está en auge. Su pasión por la música afirma que le viene de su papá, quien acostumbraba grabar en casetes cuando cantaba en las reuniones familiares.

"Él se fue de la casa cuando yo tenía 6 años, para amortiguar su ausencia escuchaba sus grabaciones, mi mamá en su juventud había sido actriz pero no siguió, porque la familia no la dejó. La música me viene por mi papá y la actuación por mi mamá".

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Nicolás, añade que a los 12 años ganó un concurso de poesía en la Casa de a Cultura y 2 años más tarde, las convirtió en canciones, a los 16 empecé imitando artistas, y "a los 18 me lancé al escenario como animador, cuando  trabajaba de impulsador y no llegó el animador".

Por otra parte, el buen gusto por la comida lo llevó a abrir La Hueca del Mijín, un local de comida rápida que es el sustento de su familia.

Pero volver a la TV es una asignatura pendiente para él. “Me faltó más tiempo para ser una figura consolidada, para mostrar más al personaje que la persona; no soy de escándalos ni de bullas mediáticas, siempre quise que me vean por mi talento, ese que he demostrado en la radio”.

Nicolás cree que también influyó mucho su aspecto físico, ya que en los canales siempre le decían que debía bajar de peso. “Amo cocinar y comer, no podía ser el sex symbol que me pedían y eso me hacía sentir inseguro, pasaba con depresión. Hoy me acepto como soy me amo más, nunca he tenido cuadritos, pero hago ejercicios y trato de mantenerme sano, la gente me quiere como soy y por las sonrisas que les saco”.

Salió de Escuela de Famosos, estuvo en El Combo Amarillo, Ecuador tiene talento, Jarabe de Pico y Los dueños del mediodía, tras lo cual indica que “cerré ese capítulo con llanto, porque amo la TV”.

Cuenta que hace más de un año tiene una relación amorosa con Érika Solórzano, integrante del grupo musical Delicia. “Es alegre, cree en mí, me echa pa’lante, es una mujer que está para mí y yo para ella; tenemos una bonita relación”.

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