Para Michela Pincay tener una vida ajetreada es una “bendición”. La ahora presentadora del programa ‘De casa en casa’, transmitido por TC Televisión, sabe lo que es tener ojeras de cansancio, pues combinar el trabajo y sus estudios no ha sido una tarea sencilla

Michela recalca que toda su trayectoria se basa en su preparación y gratitud con quienes le han dado una oportunidad. Así también enfatiza que los consejos de su madre (Gardenia) le sirvieron mucho, pues le prometió que iba a continuar con sus estudios pese a todo pronóstico.

“Al principio a mi familia no les gustaba que yo esté en televisión porque fui abanderada, era ‘supernerd’, para ellos era casi una decepción que esté en la pantalla y pensaban que ya me había dañado la vida. Le prometí (a mamá) que me graduaría, que jamás iba a perder una sola materia. No sé lo que es un supletorio y no es algo que alardeo, porque era mi responsabilidad y me sirvió mucho para mi futuro”, comenta Michela, quien fue becada en la universidad por ser abanderada de un colegio.

Para ella, “todo valió la pena”. Actualmente es ingeniera en Comercio Exterior, máster en Comunicación y couch empresarial. Domina el inglés y estudia mandarín para hacer negocios directamente con China; el próximo año planea realizar una maestría en marketing digital.

No son estrellitas

Michela aprendió que la televisión es momentánea, “sientes que has tocado el cielo con las manos, pero asimismo te lo dan hoy y mañana te lo quitan, quedándote con lo que has aprendido”. Por eso recomienda a los actuales participantes de estos espacios que se profesionalicen.

“Siempre les he dicho a los chicos de reality con los que he trabajado, que tienen que prepararse porque guapos, lindos y con ‘cuerpazos’ hay por montones. Tú te viras y viene una más guapa, pero gente que esté preparada y comprometida con lo que quiere hacer, no hay mucha”, menciona.

Enfatiza que quienes han sobrevivido a lo largo de los programas concurso, son los que se han preparado, han demostrado que tienen ganas de estar, y sobre todo, los que no se han portado malcriados con nadie.

“Tenemos que olvidarnos que somos unas estrellitas de televisión porque somos personas con un trabajo expuesto, pero trabajo. Para escalar profesionalmente hay que ir a cursos y aprender. Creo que de la mano del don hay que prepararse”.

MUJER DE NEGOCIOS

Michela es dueña de una marca de dulces y de un centro de belleza. Trabaja con su hermana y mamá, quienes son su mano derecha en la administración de los negocios. También cuenta con 12 personas laborando en los distintos locales.

Al igual que muchos empresarios, Michela se vio afectada económicamente en la pandemia, por lo que tuvo que cerrar uno de sus locales, ubicado en Guayarte, “para mí fue una de las experiencias más horribles de mi vida. Lloré trece veces porque fue el número de personas a las que tuve que decirles que debíamos cerrar. Cuando un negocio depende de ti, uno ve qué hacer, pero cuando hay personas que tienen esperanzas en su empleo, es más complicado”.