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Juan Esteban Guarderas: "Los vaciles son fundamentales"

El consejero de Participación Ciudadana le confesó a EXTRA que su peor error fue haber sido correísta. Además, le gusta que le tengan miedo por ser enojón

JUAN ESTEBAN GUARDERAS
Juan Esteban se desempeña como vocal del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social.RENE FRAGA

Juan Esteban Guarderas, de 39 años, no para ni un minuto. Incluso cuando espera el taxi camina de un lado a otro con la mirada en el teléfono. Este quiteño –soltero empedernido– tiene un gran cariño por un grupo de llamas, a las que cuida en una propiedad en Puembo, aunque a él le gusta la vida del Centro Histórico y extraña hacer compras en el mercado, como antes de que fuera miembro del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social y tuviera un riesgo del 62 %. Cuenta a EXTRA sus mayores errores y planes...

¿Cuál es el primer libro que leyó y a qué edad?

A ver, no, te puedo decir que el primer libro que me golpeó fue uno sobre Schopenhauer que recomiendo. Schopenhauer es un filósofo ‘comemierda’, es un filósofo muy mal genio, que despreciaba a la raza humana y él tiene unas críticas hacia el concepto de Dios a las que se me hizo muy difícil sobreponerme. Sí me marcó un montón.

¿Juan Esteban es ‘comemierda’?

En mi vida cotidiana, fuera del trabajo, soy súper jovial y me río y digo malas palabras... bueno, en el trabajo también digo malas palabras, y me encanta cocinar y soy feliz. En el trabajo sí soy un poco ‘cabroncillo’ porque, de hecho, en mi primer trabajo a mí me entrenaron a ser mal genio. En mis primeros entrenamientos me ponían una computadora en una mesa y me decían: “Bota la computadora y rómpela, para crear un ambiente de tensión en la oficina”.

¿Cuál fue ese primer trabajo?

Yo tuve una beca internacional, fue un concurso internacional que se llama la Beca de la Excelencia de L’Oréal y esa beca incluye un trabajo en L’Oréal París. Entonces yo trabajaba ahí y a mí me decían: “A ver, aquí tienes una computadora y hay cosas de cristal, bótalas. Poner presión encima de la gente es muy útil a efectos de que sean eficaces. A veces.

¿Sus colaboradores le tienen miedo?

No, yo creo que me terminan adorando. Soy súper mamá gallina. O sea, yo soy un buen jefe en la medida en que ellos tengan éxito. Yo quiero que ellos tengan mejores trabajos y que les paguen mucho y que sean exitosísimos. Y yo soy buen jefe en la medida en que ellos incluso sean más exitosos que yo. Pero en general en las instituciones donde suelo trabajar, la gente sí me tiene miedo y me encanta. Me encanta que me tengan un poco de terror y, sí, sí, está muy bien. Les soy franco, está muy bien.

¿Y en la casa también?

No tengo guaguas, no tengo novia. Yo vivo solo. Yo vivo solo conmigo mismo y nadie más. En mi casa pongo muy buen rock, rock pesado. Me encanta recibir amigos.

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Entonces, ¿Cuál es el plan perfecto para Juan Esteban?

Te levantas por la mañana y te llega la noticia de que le ganaste a Pabel Muñoz un caso. Y también lees que a Jorge Glas le metieron a la cárcel. ¡Wiii! Y te enteras de que la Fiscalía está haciendo mejor su trabajo. Y dices: “¿Qué música pongo?”. Hay un grupo irlandés que se llama Sprints, de rock pesado, que me encanta. Pero también soy muy pasillero.

Cuéntenos de sus llamitas. Vive en el centro de Quito, ¿Dónde las tiene?

Mi familia tiene una casa de campo que está por el sector de Puembo. Yo soy muy fan de los camélidos andinos. Yo tengo guarizas, les he puesto el nombre de mis heroínas feministas. Porque yo sí me considero feminista. Entonces, a mí me encanta la figura de Matilde Hidalgo de Prócel, la Melloca... Hay un macho, el llamingo se llama Guy Verhofstadt, que es un ex primer ministro belga al que yo admiro. Y otra que se llama Fanesca.

JUAN ESTEBAN GUARDERAS
Tiene varias llamas y llamingos que cuida en una propiedad familiar de Puembo.CORTESÍA

Una mezcla particular de nombres y conceptos. ¿Para todo es así?

Soy bastante excéntrico y me gusta vivir fuera de zona de confort. Tengo miles de errores y hay veces que me pongo medias distintas. Cocino muy arriesgadamente, entonces hay veces que me salen cosas terriblemente malas, dentro de todo ese movimiento medio desenfrenado, si quieres medio hedonista.

¿Cuál ha sido el peor error que ha cometido?

Ah, yo fui correísta. Sí, sí, viéndoles a los ojos les puedo decir: yo fui correísta. A ver… Yo soy de izquierda. O sea, yo creo en la libertad de empresa, es importantísimo; pero no importa cuánta libertad de empresa, siempre tiene que haber dignidad para las personas pobres. Eso quiere decir educación y salud de calidad, al menos.

¿Y qué le gustó de Rafael Correa?

Evaluar a los profesores, maravilla. Había cosas que me emocionaban, pero desde el comienzo yo sentí que había un olor a pedo. Por ejemplo, cuando el ‘man’ quiso a toda costa expulsar a los gringos de la base de Manta. ¿Por qué? ¿Por qué tanto ahínco en sacarles a los gringos de la base de Manta? Y ahora ya entendemos cuando vemos la realidad de Manabí. Yo voté por Correa y les pido disculpas.

Juan Esteban Guarderas

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¿Cuántas veces votó por Correa?

Ay, solo una, por suerte. Pero una ya es suficiente para que yo diga: “Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa”.

¿Y los errores personales?

Todo el estrés que ha hecho que me quede calvo. Aunque mi papá es calvo, entonces tampoco tenía muchas chances de no ser calvo. Errores personales (he tenido) ‘a full’. He confiado demasiado en las personas. Soy muy confiado y soy muy querendón y no tengo miedo a sufrir, no tengo miedo a que me rompan el corazón y voy a seguir eventualmente sufriendo un poco.

¿Cómo estaría en 10 años?

Yo trabajo para vivir, no vivo para trabajar. Entonces, en 10 años, más allá de un tema profesional, quiero ser feliz, ‘fucking’, quiero ser feliz. Quiero mantener un nivel bueno de squash, porque me encanta. Y quiero vivir en este país. Vivo en un departamento chiquitito, en el centro, y quiero tener un departamento un poco más grande. ¿Sabes lo que me gustaría? Me gustaría recuperar un poco la capacidad de caminar en la calle.

¿Con el cargo público la vida ya no se desarrolla igual?

A ver, en general la gente sí me aprecia. Entonces cuando voy por la calle, la gente me abraza, se toma fotos; aunque no me crean, no me ha pasado hasta ahorita que me insulten en la calle. Pero, por temas de seguridad, ahorita tengo un riesgo alto. Antes yo iba caminando a hacer mis compras al mercado donde mi doña Carmita, que era mi carnicera. Ahora ya no puedo. Entonces en diez años ojalá tenga una vida más bien ‘modestoide’.

¿Por qué nunca se ha casado? ¿Ha pensado en casarse después? ¿Nunca?

El tema es que viví unos años afuera y en Europa la gente se casa más tarde, y tal vez eso se me pegó. Y luego tengo mis proyectos. Eso no quiere de ninguna manera decir que no tenga mis novias y mis levantes y mis vaciles. No estoy tan seguro de que la idea del matrimonio sea la que más me convenza. Al menos en este momento de mi vida, no es en lo que estoy pensando. Ahorita en este momento de mi vida yo quiero hacer mi mejor trabajo en el Consejo de Participación Ciudadana, hacer mucho deporte... Y (tener) vaciles. Muchos vaciles. Por si acaso, los vaciles para mí son importantes.

Solo vaciles, nada de hijos...

Me llevo muy bien con los niños, pero ahorita ¿a qué horas? No tengo tiempo de respirar. Hay veces en el trabajo que siento que estoy abajo del agua y que el agua está acá (arriba) y yo nada, nada, nada, nada, para sacar un poquito el agua y respirar un poco, para luego hundirme otra vez en esta tormenta de trabajo. En esa dinámica, tener un niño sería irresponsable.

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