Exclusivo
Deportes
El Papá Aucas genera felicidad y solidaridad
Vecinos acompañaron a un aficionado de 90 años al estadio. Las ventas de matracas también fueron un éxito para alegría de su fabricante, fiel seguidor oriental.
Don Gonzalo Correa, de 92 años, es fiel hincha de Aucas. Vive en el sector de Santa Rita, al sur de Quito, a pocas cuadras del estadio Gonzalo Pozo Ripalda. Su pasión por el Papá nació cuando el equipo disputaba los partidos en el estadio de El Arbolito, donde se consagró cinco veces campeón provincial entre 1946 y 1959, lo que provocó que se enamore de los colores oro y grana.
Trata de no perderse ni un solo juego del plantel oriental y cuenta con el apoyo de sus vecinos para llegar a la Caldera del Sur. A ellos les conoció en las gradas del estadio y les unió el aliento por el Papá.
“Los hinchas de Aucas somos gente buena, solidaria, amigos para toda la vida”, expresó Don Gonza, como le dicen de cariño sus ‘vecis’.
Para la final ante Barcelona, al que calificó como un partido especial, tuvo nuevamente el respaldo de sus amigos, que llegaron a su domicilio para acompañarlo hasta la Caldera del Sur. Fueron al paso de Correa, quien se ayuda de unas muletas para caminar.
Confesó, entre risas, que en las gradas “casi me da un infarto” por el penalti sancionado a favor de los toreros. “No lo podía creer. Ya me ponía a llorar, hasta que (Hernán) Galíndez tapó el penal y volví a respirar”, mencionó.
Festejó el histórico título de Aucas con sus amigos, mientras repetía que “ahora puedo irme tranquilo, ya le vi campeón a mi Aucas”.
UN GRAN REGALO
La histórica campaña de Aucas hizo que los hinchas se lancen en busca de las matracas, objeto tradicional para respaldar al Papá. Carlos Chicaiza, quien las fabrica, indicó que las ventas se dispararon gracias al equipo de sus amores.
“Normalmente vendía unas cinco o seis matracas al mes. En los últimos dos meses llevo ya 250. Todo gracias a Dios y a mi Aucas”, afirmó. Este oficio lo aprendió de curiosidad, al buscar información sobre su elaboración del instrumento.
La primera matraca la creó hace 32 años con material reciclado y de a poco las fue mejorando con elementos más resistentes, hasta tener el modelo actual, que suena con fuerza en las gradas de los estadios.
“Me han pedido personalizadas con nombres o que les ponga el sello de Aucas. Soy feliz al ver que los hinchas se van contentos con mi trabajo”, manifestó Carlos. Ahora, hasta de clubes del exterior se las solicitan. “Una señora me pidió que le haga una con los colores del Deportivo Cali”, comentó.
Su sueño es regalarle una matraca a Galíndez, en agradecimiento por su gran desempeño en Aucas. “Sería un honor que las manos de la selección tengan una de mis matracas. Estoy seguro de que (Galíndez) será titular en el Mundial y le va a ir muy bien”, sentenció Chicaiza.