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Karl Egloff y el desafío de subir y bajar al Everest en tiempo récord
El andinista suizo-ecuatoriano se traza menos de 24 horas y sin ayuda de oxígeno. Abandonó el país por falta de ayuda y seguridad
El montañista ecuatoriano-suizo, Karl Egloff, buscará un lugar en la historia del deporte de alta montaña con su próximo reto: ascender y descender sin oxígeno complementario la cima del Everest (8.849 metros), el pico más alto del planeta Tierra, en menos de 24 horas y en la modalidad de ‘speed climbing’ (ascenso veloz).
Desde Suiza, donde reside desde julio, Egloff anunció que pretende completar este nuevo desafío a finales del próximo mes de mayo de 2025, tras la temporada alta, para evitar el tráfico de gente. Lo hará por el lado sur del coloso.
Hasta el momento, ningún montañista ha conseguido subir y bajar el Everest bajo esta modalidad y en un tiempo inferior a 24 horas. En 2017, el español Kilian Jornet, hizo 26 horas y media tras hacer cima y regresar al Advanced Camp (6.400 metros) sin pernoctar.
Antecedentes exitosos
Egloff ya ha conseguido registrar, entre otros muchos logros deportivos, los mejores tiempos en ascenso y descenso del Kilimanjaro (5.895 metros), en Tanzania; del Aconcuagua (6.961 metros), en Argentina; el Denali (6.190 metros), en Estados Unidos; o el Elbrús (5.642 metros) en Rusia.
Y es que ahora serán 10 kilómetros y unos 3.500 metros de desnivel, por lo que la expedición comenzará a mediados de abril, tiempo en el que se instalarán en el campo base del Everest (5.364 metros) desde donde realizarán subidas y bajadas a montañas aledañas para aclimatar aún mejor el cuerpo.
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Durante las semanas previas, Egloff tratará de alcanzar el campamento 2 (6.750 metros), el campamento 3 (7.100 metros) e incluso el campamento 4 (8.400 metros), con el objetivo de tener clara la ruta que ha de trazar para después descansar y esperar la ventana meteorológica perfecta para el ataque a la cima.
En total, el tricolor enfrentará a una distancia de 10 kilómetros entre la ida y la vuelta, y unos 3.500 metros de desnivel, unas marcas que a priori parecen factibles pero que, según el propio alpinista, “en esa altura, es como cuatro veces eso”.
“Sobre todo desde los 7.200 metros para arriba, es otro cantar. En el Makalu (quinta montaña más alta del mundo con 8.485 metros) fue igual. Hasta los 7.300 íbamos como unas gacelas, luego sentí que me dieron un martillazo en la frente y era imposible mantener un continuo caminar” indicó Egloff.
Falta de apoyo y seguridad
Desde su nuevo centro de operaciones en Suiza, Karl explicó las dificultades de su nueva vida después de abandonar Ecuador en lo que ha sido, según sus propias palabras, una avalancha de emociones: “Salí porque no podía vivir como deportista por la falta de seguridad”.
“Ha sido terrible la situación que está pasando la gente por allá, sin luz, sin trabajo, con todas esas complicaciones y, pues para mí también. Yo sentía que tenía que poner algo urgente en mi vida porque ya con los niños chiquitos y con mi esposa y con todo lo que necesitas para salir adelante, era un momento de tomar decisiones” afirmó.
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El deportista dejó su anterior vida de reconocido atleta, para empezar de cero moviendo cajas en un almacén de deportes, buscando apoyo y nuevos patrocinadores.
Sea lo que sea ya echa a andar el nuevo reto que adelantó será documentado por una plataforma de ‘streaming’ de video que grabará la hazaña en competición contra el corredor estadounidense Tyler Andrew, quien también tratará de completar este el desafío.
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